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Procuremos, sin embargo, serle fieles. En las
tentaciones recurrid a un medio que yo, en mi
larga experiencia, he encontrado poderosísimo para
vencer al demonio: besad la medalla de la Virgen.
Si os hallareis en un lugar donde no fuese
oportuno besar la medalla, decid la jaculatoria:
-Jesús, José y María os doy el corazón y el alma
mía. Si la tentación no cesa, repetid el beso o la
jaculatoria y la tentación será superada.
Estos avisos iban dirigidos particularmente a
los clérigos. A los muchachos acostumbraba a
darles públicamente, al comienzo del curso
escolar, un aviso, que proporcionaba a las propias
familias los primeros frutos consoladores de su
educación.
Así el 19 de octubre, recordó a los alumnos a
sus padres ausentes, que tanto cariño tenían a sus
hijos, los sudores, los gastos que habían hecho y
hacían para ayudarles y proporcionarles una
esmerada educación; el respeto, la obediencia, y
el amor que los hijos estaban obligados a
devolverles por mandamiento de Dios. Luego les
exhortó a escribir todos una cartita a los padres,
en la que manifestasen el afecto que por ellos
sentían y pidiesen perdón de los disgustos que de
alguna manera les hubiesen causado.
Después de estas dos sencillas pláticas, les
contó un magnífico sueño:
Se lee en el Libro de Daniel Profeta, en el
capítulo I, versículo 17, que cuatro jóvenes de
familias nobles, que habían sido llevados esclavos
de Jerusalén a Babilonia por el rey Nabucodonosor,
como permaneciesen fieles a las leyes del Señor,
pueris his dedit Deus scientiam et disciplinam
((**It7.796**)) in omni
libro et sapientia; Danieli autem inteligentiam
omnium visionum et somniorum. Daniel recibió de
Dios la gracia de saber distinguir los sueños,
inspirados por el Señor, de los que eran
accidentales y fortuitos y de conocer lo que Dios
quería decirle en ellos.
Tal, y por el mismo motivo, fue, en gran parte
al menos, la gracia que el cielo concedió a don
Bosco, con los sueños que hasta aquí hemos
narrado; como también evidentemente, según nuestro
parecer, con el que seguidamente vamos a exponer y
que fue narrado por el siervo de Dios en la noche
del 22 de octubre de 1864.
Don Bosco había soñado la noche precedente. Al
mismo tiempo, un joven llamado C... E..., de Casal
Monferrato, tuvo también el mismo sueño,
pareciéndole que se encontraba con don Bosco y que
hablaba con él. Al levantarse estaba tan
impresionado que fue a contar cuanto había soñado
a su profesor, el cual le aconsejó que se
entrevistara con el siervo de Dios. El joven
obedeció inmediatamente
(**Es7.677**))
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