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((**Es7.67**) de acuerdo. Pero se trata de otra cosa. Vayamos adelante: Y en verdad qué significa? >>-Quiere decir que es preciso adorar a Dios con cosas reales y no vanas. >>Entonces yo dije: >>-Admitís, pues, que hay que adorar a Dios con cosas verdaderas y reales? >>-Sí, lo admitimos. >>-Mas estas cosas, verdaderas y reales, existen en el interior, en el espíritu? >>Un poco confusos los opositores me respondieron: >>-Si son cosas sensibles, materiales no pueden estar en lo interior. >>-Por consiguiente, repliqué, debemos decir que la palabra verdad indica también algo externo que se deba y pueda emplear en la adoración de Dios. In spiritu et veritate manifiesta también una contraposición de ideas y de hechos, entre los ritos y las ceremonias judaicas y los ritos del cristianismo. Aquellas palabras quieren significar que acabarían todas las ceremonias y ritos usados en los sacrificios de la antigua ley, que eran otras tantas figuras de las ceremonias y de los ritos del sacrificio de la nueva; y que se emplearían ritos reales, verdaderos, agradables a Dios. Leed el capítulo primero del evangelio de San Lucas y contemplaréis la celebración de un magnífico sacrificio con todas las ceremonias, con todos los ritos externos; veréis el altar, el turíbulo, el incienso, etc. Son una figura, una sombra de la misa solemne que era lo figurado, la realidad, la verdad. Leed el capítulo primero de los Hechos de los Apóstoles, y encontraréis que ellos con los discípulos se reunían para orar juntos en el Cenáculo. Leed el capítulo ((**It7.66**)) segundo de los mismos Hechos y advertiréis que en aquel Cenáculo se ofrecía el sacrificio de la hostia santa y se repartía la comunión eucarística. Leed las historias auténticas de los tres primeros siglos del Cristianismo y veréis que los cristianos, siguiendo las prescripciones apostólicas, celebraban la santa misa con altares, ritos solemnes, cánticos de salmos; flores, incienso, lámparas encendidas. Si aún queréis más, leed el capítulo cuarto y siguientes del Apocalipsis y veréis descrita una función sagrada con todos sus detalles, de tal manera que os parecería contemplar un sacrificio tal y como se celebra en una de nuestras iglesias. Veréis el altar, el turíbulo, el incienso, los candelabros, las luces, los vasos de oro llenos de perfumes, las coronas de oro, es decir, las mitras en la cabeza de los ancianos, las genuflexiones, los cetros, los(**Es7.67**))
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