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((**Es7.662**) -Entonces, qué me respondes? Confuso el clérigo, respondió casi tartamudeando: -Esta noche, o en Turín, le daré contestación. Al acabar el teatro subió al dormitorio, destinado al descanso de los jóvenes, y vio a don Bosco en persona que, con sus propias manos le preparaba la cama, que por la mañana no había hecho. Le dio las buenas noches y se retiró a su habitación, que estaba junto al dormitorio. Ante aquel rasgo, el clérigo no pudo conciliar el sueño, lloró toda la noche y por la mañana fue a escuchar a la puerta de don Bosco. Oyendo que paseaba, pidió entrar y sollozando exclamó: -Mándeme donde quiera, no puedo aguantar más. Así vencía don Bosco aquella resistencia y se ganaba cada vez más a un joven, destinado a hacer un bien inmenso en las misiones 1. El 15 de octubre, sábado, celebróse en la capilla del Seminario un funeral solemne por los difuntos de cierta asociación eclesiástica. El Obispo estaba presente. Cantó la misa don Juan Cagliero. Y don Bosco predicó una conmovedora alocución. Después de comer quiso Monseñor llevar a don Bosco y a sus muchachos a su casa de campo en Strevi y les causó gran impresión su paternal bondad. Estuvo siempre en medio de ellos y les sirvió una abundante merienda. El 16 de octubre, domingo, fiesta de la pureza de María Santísima, se celebró una gran fiesta en la Catedral, y los muchachos cantaron la misa. ((**It7.778**)) Durante los tres alegres días, pasados en Acqui, visitaron la hermosa catedral de cinco naves, sus diversas iglesias, las antiquísimas fuentes sulfurosas de agua termal y los alrededores de la ciudad. Vieron las ruinas del acueducto romano, las termas de lodo y al antiguo castillo de los marqueses de Monferrato. Don Bosco, en cambio, atendió a sus ocupaciones; aceptó nuevos alumnos para el Oratorio y para sus dos colegios, y propagó la suscripción a las Lecturas Católicas. Cuando iba por las mañanas a la sacristía para celebrar la misa, le esperaban para confesarse sus alumnos y también los seminaristas. Más de uno de éstos experimentó cómo el Siervo de Dios leía en los corazones. Durante la jornada daba, además, audiencia a los que deseaban hablarle sobre la vocación. Finalmente, por la noche del domingo, don Bosco, que ya se había despedido del buen Obispo, anunció a los muchachos que, a la 1 Se trata del que fue, más tarde, misionero, primer inspector- provincial de América y obispo, monseñor Santiago Costamagna (N. del T.) (**Es7.662**))
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