((**Es7.635**)((**It7.746**))
Reverendo Señor:
A su debido tiempo he recibido su atenta carta,
por medio del teólogo Manacorda, a quien no pude
ver por encontrarme en cama con gastritis. Le vi
más tarde, cuando bondadosamente volvió. Ahora me
encuentro muy bien, gracias a Dios.
Hablaremos en la Crónica según la oportunidad,
en este o en el próximo opúsculo, de su obra para
bien espiritual de una gran parte de la población
de Turín.
Y como también nosotros queremos concurrir, he
dado (con las debidas licencias) el encargo a
Pedro de Jacinto Marietti de enviarle a este fin
cien liras con una sola y estricta condición: que
nos deje en el anonimato; y la razón es que hemos
negado nuestra cooperación a otras iglesias, y se
podría ofender quien recibió la negativa: aunque
lo haría sin motivo, pues a nuestro parecer estaba
fundada en la inutilidad de la obra, siendo ésta,
en cambio, necesaria...
Roma, 20 de septiembre de 1864.
Su
seguro servidor
JOSE
OREGLIA, S. J.
El mismo Manacorda escribió poco después a don
Bosco:
Roma, 25 de septiembre de 1864.
Barrio de Sta. Agueda N. 23
Junto a la Virgen de los Montes.
Reverendo Señor don Bosco:
Qué habrá dicho por mi largo silencio desde que
salí de Casale? Cualquier suposición contra mí
sería acertada; pero Vuestra Señoría, todo bondad,
habrá pensado benévolamente. Y yo se lo agradezco.
Estamos en vacaciones y no puedo conseguir
nada. Aún no he podido visitar al Santo Padre,
porque, desde su vuelta del Castello, anda muy
ocupado y recibe a poquísimos; temo, además, que
monseñor Pacca haya extraviado mi súplica. De
todos modos, si en la semana entrante no tengo la
suerte de besar el pie del Papa, presentaré, por
medio de otros, la carta de V. S. a su misma
Santidad. En cuanto a las licencias para leer
libros prohibidos para sus buenos hijos, quiso
encargarse el mismo padre Tosi, el cual me recogió
la lista de los que la pedían y luego marchó a
pasar unos días al campo y todavía no ha vuelto.
Tomemos las cosas como venidas de la mano de Dios,
y lo que no sirve para esta vida, servirá para la
otra...
El cardenal Quaglia se mostró muy interesado
por usted, lo mismo que monseñor Pacifici; ambos
harán todo lo necesario para satisfacer a V. S.
mientras me encargan enviarle muchos saludos.
Por doquiera ofrezco papeletas de invitación
para cooperar ((**It7.747**)) a su
esia y hablo con frecuencia de ello, ateniéndome a
las normas que V. S: paternalmente se dignó darme
al marchar. Respecto a la iglesia pensé abrir en
Roma una suscripción; muchos periodistas hablarían
de ella y yo escribiría un artículo a propósito.
Sería deseable, pero no daré comienzo antes que V.
S. me escriba encargándome hacer sus veces y
autorizándome para recibir en su nombre las
ofertas que la caridad de los romanos se digne
entregar a su favor.
Escríbame, pues, a mí, o también al Director
del Osservatore Romano (con
(**Es7.635**))
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