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CAPITULO LXXII
DEVOCION A LA VIRGEN -NARRACION DE UNA GRACIA
-COMPRA DE UN TERRENO DEL SEMINARIO PARA LA
CONSTRUCCION DE LA IGLESIA -DOS PETICIONES DE DON
BOSCO AL ALCALDE DE TURIN: UNA PARA LA ALINEACION
DE LA CALLE COTTOLENGO Y OTRA PARA UNA NUEVA
CONDUCCION DE AGUA -CIRCULAR A LOS BIENHECHORES
PARA LA IGLESIA -INSTANCIA AL PRINCIPE TOMAS,
DUQUE DE GENOVA, Y AL PRINCIPE EUGENIO DE SABOYA
-CARTAS ENVIADAS A ROMA -RESPUESTAS Y OFRENDAS DE
UN RELIGIOSO PARA EL TEMPLO -CARTA DESDE ROMA DE
UN AMIGO, CON VARIAS NOTICIAS DE SU LABOR EN FAVOR
DE LA PIA SOCIEDAD Y DEL NUEVO TEMPLO -AFECTO DE
DON BOSCO A SUS BIENHECHORES Y SUS CARTAS
ALENTADORAS
EN estos días de miedo, también en el Oratorio,
especialmente para los alumnos aprendices, que
tenían la familia en Turín, don Bosco insistía
para que se pusiesen ellos y su familia bajo la
protección de María Santísima, que no abandona
jamás a sus devotos en los peligros. A esta
confianza les estimulaba con sus pláticas.
Cualquier noticia que le llegase de gracias
singulares, concedidas por la Virgen, constituía
para él un piadoso deber narrarlas a sus alumnos.
Las glorias pasadas y recientes de la Madre de los
Cristianos las tenía siempre a flor de labios. En
este mes, cuenta Ruffino hacia el final de su
Crónica, don Bosco exponía el siguiente hecho.
La señora Luisa de los Marqueses de Garofoli,
dama octogenaria, tras una larga y seria
enfermedad quedó afectada de parálisis total
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piernas. Acudieron médicos eminentes, pero éstos,
después de emplear inútilmente los remedios que la
ciencia sugería, declararon unánimemente que la
enferma no podía, dada la gravedad del mal y su
avanzada edad, curarse con remedios humanos de la
parálisis que padecía.
Desahuciada por los médicos, la piadosa señora
pidió socorro, y no en vano, a la Santísima
Virgen. Pertenecía a la Archicofradía de Nuestra
Señora de las Gracias, en cuya iglesia se celebra
todos los
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