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invectivas contra cuanto hay de más sagrado. No le
faltaban los aplausos de los asalariados asiduos
clientes de tabernas.
Un día bajó hasta Valdocco, seguido de esa
multitud de gente que acostumbra reunirse
alrededor de los charlatanes. Sermoneó ante el
portón del Oratorio y acometió grotescamente
contra don Bosco hasta que empezó a perder el
aliento. El populacho voceó, rió groseramente,
insultó y menospreció a los sacerdotes y también
al orador, que ciertamente no había dado muchas
pruebas de retórica.
Pero los alumnos del Oratorio no hicieron acto
de presencia: don Bosco estaba fuera de casa.
Cuando regresó y se enteró de lo sucedido, dijo:
-Y por qué no habéis tocado la música? Para
otra vez colóquese la banda tras el portón cerrado
y de repente atruene los aires con una ruidosa
marcha de tambores y bombo.
El tocaba una música de otro género, muy suya:
era un librito con el título: Quién es don José
Ambrogio? Diálogo entre un teólogo y un barbero.
Pintaba en él la vida ((**It7.732**)) nada
sacerdotal ni moral del apóstata, y la obligación
de los fieles de no escucharlo y abandonarlo. Este
opúsculo se repartió por millares y millares de
ejemplares en las provincias del Piamonte, al
precio de cinco céntimos. En los años siguientes
se hicieron y distribuyeron varias ediciones más.
Don Bosco estaba siempre dispuesto a combatir
la herejía y desenmascarar a sus pregoneros, al
mismo tiempo que atendía a la consolidación y
desarrollo de sus escuelas y colegios. Era su
firme intención la de que, a su tiempo, se
convirtiesen en faros que iluminasen a la juventud
de los pueblos y ciudades donde se fundarían, a
través de los oratorios festivos.
Secundaban con ardor sus proyectos aquéllos que
había destinado a la enseñanza. Don Juan Francesia
y el clérigo Francisco Cerruti, habían superado
con matrícula de honor el examen del primer curso
de Letras. Pidieron enseguida ser admitidos para
el tercer curso y se les concedió, siempre y
cuando se sometiesen a previo examen sobre las
materias de segundo curso, el cual resultó
igualmente espléndido.
Sacaban en la Universidad los títulos para dar
clase a tercero de bachillerato, los cléridos
Pedro Barberis, Juan Tamagnone y José Fagnano.
Desde el Seminario Menor de Mirabello, se
presentaron a examen de magisterio en Alessandria,
el 10 de octubre, para las clases elementales
superiores, los clérigos Pablo Albera, Gabriel
Momo y
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