((**Es7.616**)
demuestra que los herejes fueron tan crueles
perseguidores de la Iglesia como los paganos.
Incluía un importantísimo aviso al final: <>.
Tratábase de regular las cuentas de la pasada
Administración. Se imprimía el opúsculo de
noviembre que se titulaba: Aventura de los
huérfanos Urbano y Paula. Son dos hermanos de
noble familia, que, perseguidos por hipócritas y
brutales enemigos, se salvan maravillosamente y
consagran a Dios la flor de su juventud
inmaculada.
Una vez organizados los trabajos de imprenta,
don Bosco se disponía a salir para Montemagno, a
casa del marqués de Fassati, para celebrar la
fiesta de la Asunción de María al cielo,
confesando y predicando en aquella parroquia: y
respondía a la invitación que le había hecho la
Marquesa:
Turín, 8 de agosto, 1864.
Muy bondadosa Srta. Acelia:
He recibido a tiempo la carta, que tuvo la
bondad de escribirme en nombre de Mamá. El sábado
por la tarde, Dios mediante, creo que estaré en
Montemagno, juntamente con don Miguel Rúa y algún
otro confesor. Tal vez no venga el abogado Arró,
porque le toca cantar y llevar la cruz aquí en el
Oratorio.
He escrito a Monseñor indicándole mi ida ahí e
invitándole, solamente por cortesía, mas sin
hablar de especial solemnidad; ((**It7.724**)) y no
irá; pero si fuera, avisaría al momento a Papá y
Mamá.
Ruegue, señorita Acelia, por mí y por mis
muchachos. Yo no dejaré de pedir al Señor para
usted salud y temor de Dios juntamente con la
perseverancia en el bien.
Humildes saludos para Papá y Mamá, y créame en
el Señor.
De V.S.
Su seguro
servidor
JUAN BOSCO,
Pbro.
En otra carta daba a la hija de la Marquesa
noticias más precisas sobre el día de su llegada.
Muy bondadosa Srta. Acelia:
Nuestras cartas se han cruzado; de todos modos
le digo que don Miguel Rúa va desde Mirabello y
llegará con tiempo para predicar la noche del 13.
Yo, con un acompañante, saldré de Turín y
estaré en Montemagno la misma tarde, si no antes.
No se preocupe del coche; si no pudiese tomar el
ómnibus, ya me apañaría.
Siento mucho que mamá esté enferma; anímela; yo
la recomendé al Señor, y es necesario que la
Virgen la cure a toda costa para el día de su
fiesta de la Asunción.
(**Es7.616**))
<Anterior: 7. 615><Siguiente: 7. 617>