((**Es7.59**)
<>-íUn cuarto de hora!
>>-Entonces es hora de partir, observó don
Bosco.
>>-Nos quedan todavía cinco minutos, respondió
Monseñor, déjeme gozar a su lado este breve
instante.
>>Al salir don Bosco de la estancia del Obispo
estaban esperando para hablarle muchos sacerdotes,
párrocos, y vicepárrocos, entre los cuales el
canónigo Tea, pero él no tenía tiempo para
detenerse. Entonces cada uno se las apañó para
poder hablarle ((**It7.56**)) durante
el trayecto del domicilio del Obispo hasta la
estación. Cinco o seis, no satisfechos, sacaron
billete y subieron al tren, con el único fin de
conversar con él, y le acompañaron hasta
Chivasso>>.
Pero don Bosco no había tratado con el Obispo
solamente de las escuelas, sino también de una
tipografía para ediciones de clásicos griegos,
latinos e italianos y de diccionarios expurgados
de todo lo que podía dañar a las buenas
costumbres: y especialmente de las Lecturas
Católicas y la divulgación más rápida de buena
prensa para el pueblo.
El Obispo y don Bosco eran de la opinión del
Cardenal Pie, el cual escribía: <>.
Don Bosco, durante once años, había soñado con
la idea de una tipografía de su propiedad, y en
los últimos meses de 1861, su sueño era realidad.
En septiembre encomendó al maestro Miglietti
cambiarse con sus alumnos de la sala contigua a la
portería del patio, a un salón de la planta baja,
por la parte de levante, en la casa comprada a los
señores Filippi. Y en el local desalojado
emplazaba dos máquinas viejas manuales, más una
prensa comprada de ocasión; y los cajones con sus
cajetines para los caracteres tipográficos,
trabajo de los carpinteros de la casa. Y repetía a
sus muchachos:(**Es7.59**))
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