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Antes de dejaros ir a descansar, quisiera
libraros de un gran engaño que está en la mente de
los jóvenes. Dicen algunos que para comulgar con
frecuencia es necesario ser santos. íNo es verdad!
íEso es un engaño! La comunión es para quien
quiere hacerse santo, no para los santos; las
medicinas se dan a los enfermos, se da el alimento
a los débiles. íOh, qué feliz sería yo, si pudiera
ver encendido en vosotros el fuego que vino el
Señor a traer a la tierra! Ignem veni mittere in
terram et quid volo nisi ut accendatur! (He venido
a traer fuego sobre la tierra y ícuánto desearía
que ya estuviera encendido!).
19 de junio.
Mañana es la fiesta de Nuestra Señora de la
Consolación y quiero recomendar a ella el éxito de
vuestros exámenes. He de deciros que este año,
puesto que las escuelas están legalmente
aprobadas, hay que rendir los exámenes con toda
regularidad. Así que nadie espere obtener favores;
no habrá rigor, pero tampoco indulgencia, se
realizarán las cosas paternalmente pero con
justicia. En lo que habrá menos indulgencia será
en las calificaciones de conducta. Por esto, la
gracia que pediréis a María Santísima ha de ser:
que os ayude en los exámenes. Por mi parte deseo
que todos seáis aprobados y que podáis pasar bien
y alegremente vuestras vacaciones, a satisfacción
vuestra y de vuestros padres.
Os doy todavía la flor para mañana. Pedid a
María Santísima la gracia de comulgar
frecuentemente, pero siempre bien y con el alma
dispuesta. No digo que mañana comulguéis todos,
no; sino que os preparéis para comulgar siempre
bien. Y para ello imaginaos que no es el
sacerdote, sino la misma Virgen Santísima quien
viene a entregaros la Hostia Santa. Ninguno tendrá
el atrevimiento de herir al corazón de Jesús que
está en los brazos de María.
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20 de junio.
Mañana es la fiesta de san Luis. Aunque
nosotros trasladamos para otro día la solemnidad,
con todo mañana es el día de su muerte.
Ciertamente se le podrán pedir gracias el día en
que celebremos nuestra fiesta, pero como puede
suceder que en el aniversario de su entrada en el
paraíso nos estén preparadas gracias especiales,
yo desearía muchísimo que pidieseis a san Luis una
gracia especial, a saber, la de apartar vuestro
corazón de las cosas de la tierra.
Parece que no tenga mucho interés para vosotros
esta petición, porque ordinariamente los jóvenes
no tienen el corazón apegado al dinero; más aún,
cuando contáis con una moneda vais enseguida a
gastarla en cerezas. Y, sin embargo, esta petición
importa muchísimo también para vosotros. Por
desasimiento del corazón de las cosas de la
tierra, entiendo el alejamiento de las personas
menos buenas, de los placeres ilícitos, de las
amistades particulares; la templanza en las
comidas y bebidas que para vosotros son ocasión de
glotonería; el desprendimiento, aunque no fuese
más que de un vestido, de cuatro trapos por los
cuales os dejáis dominar con el afán de figurar y
presentaros elegantes y la ambición de parecer
unos señoritos. Si tenéis el corazón apegado a
todo esto, es un gran mal para vosotros. Pedid,
pues, esta gracia a san Luis.
íAh! Qué bien describe aquel infensus hostis
gloriae 1 el desasimiento del corazón
1 Infensus hostis gloriae (Gran enemigo de la
gloria mundana): son las primeras palabras del
himno de la fiesta de san Luis Gonzaga. (N. del
T.).
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