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Hasta el Gobierno de Su Majestad, aunque por
otro fin, enviaba un subsidio.
REAL ECONOMATO GENERAL
DE BENEFICIOS ECLESIASTICOS
El Ecónomo general, abajo firmante, comunica
con diligencia a V.S. que el Gobierno de Su
Majestad se ha dignado concederle, con cargo a la
tesorería de este Economato General, la cantidad
de quinientas liras, con destino a los tres
Oratorios por usted dirigidos, con la obligación
de hacer constar al Ecomomato General el empleo de
la cantidad concedida para el objeto arriba
indicado...
Turín, 21 de junio, 1864.
El Ecónomo
general
FENOGLIO
El abogado Fenoglio había sucedido en el cargo
al caballero Vacchetta, el cual, presionado por
perversas acusaciones y los insultos de la Gaceta
del Pueblo, había presentado su dimisión en
febrero de 1864. No se quería a ningún sacerdote
en la administración del Economato, y así se
pagaban los servicios por él prestados al Estado
con grave daño para la Iglesia y para su
conciencia. Sin embargo él había favorecido al
Oratorio. Aunque era ambicioso vasallo del
Gobierno y altanero con todos, se había mostrado
((**It7.660**)) humilde
y respetuoso con don Bosco, de cuya única
mediación quiso servirse para ciertos recursos en
Roma. No le faltaron las advertencias del hombre
de Dios; y ahora, disgustado por tan grave afrenta
y vuelto en sí, pedía y obtenía, después de
algunos días de piadoso retiro, la absolución de
las censuras. Y fue su gran suerte, porque la
muerte segaba su vida el 21 de agosto de aquel
mismo año.
Entretanto los suscriptores de las Lecturas
Católicas recibían el opúsculo de mayo: Episodios
amenos y actuales recavados de los monumentos
públicos, por el sacerdote Juan Bosco. Léese,
entre otras cosas, la conversión al catolicismo
del protestante Juan Enrique Beher; algunos breves
rasgos de la vida del canónigo José Cottolengo;
varios hechos de Pío IX; algunas gracias de la
Virgen y especialmente el milagro del Rey, en
Valle Vigezzo.
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