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-La verdad es que he buscado por todos mis
cajones y no he hallado más que cuarenta céntimos.
El, sin embargo, decía que bastarían doscientas
mil liras; pero, al acabar la obra, había
desembolsado cerca de un millón. Solamente las
excavaciones ((**It7.653**)) medidas
por el agrimensor J. B. Elia el día 6 de julio, y
los cimientos importaban la suma de treinta y
cinco mil liras.
La noticia de la nueva construcción se difundió
por la ciudad. La gente acudía a Valdocco para ver
y cerciorarse por sus propios ojos.
Mas no todos creían la cosa tan sencilla.
-Cómo se las arreglará don Bosco para ir
adelante?, preguntaba uno.
-Se cargará de deudas, decía otro.
-Pío IX le dará dinero, agregaba aquél.
-íSalvo que haya encontrado un tesoro!
exclamaba éste.
-Se arruinará, concluían.
Todos tenían algo que decir. Mil habladurías
corrían a cuenta de don Bosco. Pero él seguía los
trabajos sin cuidarse de los chismes.
Apenas empezó las obras, le llegó una carta del
canónigo Gastaldi.
íViva Jesús!
Calle de Julio, 20
Turín, 5 de mayo, 1864.
Carísimo don Bosco:
Siento bastante que V.S. haya empezado las
obras sin antes saber mi parecer de palabra o por
escrito, pues al presente no se pueden hacer las
cosas según nuestras previas intenciones. Y siento
también que hoy mismo, a pesar de nuestro acuerdo
de encontrarnos ambos con el arquitecto, se haya
ausentado Vuestra Señoría de Turín; de este modo
no podremos entendernos nunca en nada.
Yo, no obstante, me entrevisté con el
arquitecto, y determiné con él: 1.° Suprimir los
dos campanarios que figuran ahora en el diseño;
2.° Dejar abierto el paso a las capillas laterales
por la puerta de las sacristías; 3.° Incorporar el
atrio de la iglesia, sosteniendo el coro con dos
columnas de piedra. Respecto al tambor de la
cúpula y a las ventanas en la bóveda de la nave ya
tendremos tiempo para pensar en ello.
Lo que V.S. debe decidir inmediatamente es el
emplazamiento del campanario; ello depende de la
parte en que se piensa establecer la sacristía,
con vistas a que el campanario debe estar al lado
y casi incorporado a ella para que sea fácil tocar
las campanas, y por cuanto sea posible, sin salir
de la sacristía y para que el sacristán no tenga
que pasar con demasiada frecuencia por delante del
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del Santísimo Sacramento. Desde luego, la
sacristía de esta iglesia debería estar situada en
la parte de poniente, pues, si no me engaño, V. S.
levantará una tapia desde la iglesia hasta el
extremo del edificio actual y por tanto el público
no tendrá acceso por levante
(**Es7.554**))
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