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((**Es7.551**) <>-Yo, dijo, veía estos días pasados, tan claramente los pecados de cada uno de vosotros, como si los tuviera escritos delante de mis ojos, de manera que algunos, al hacer la confesión general, querían decir ellos mismos los pecados, sin atender a mis preguntas, y me embrollaban las cosas. Es una gracia singular que el Señor me ha concedido en estos días para vuestro bien. Algunos, reacios a mis consejos, me preguntarán ahora si no veo como antes su interior. >>-Eh, no; debo responderles. No vinieron entonces, y ahora ya no están a tiempo para disfrutar de este favor>>. <((**It7.650**)) una gran cantidad de cuervos, que comenzaron a volar sobre el lienzo, a girar por una parte y por otra hasta que, introduciéndose por la extremidad del mismo, se arrojaron sobre los muchachos para picarles. El espectáculo que se ofreció a mi vista fue desolador: a uno le sacaban los ojos; a otro le picaban en la lengua, y se la hacían mil pedazos; a éste le daban picotazos en la frente y a aquél le desgarraban el corazón. Pero, lo que más estupor causaba, como yo decía entre mí, era que ninguno gritaba o se lamentaba, sino que todos permanecían indiferentes, como insensibles, sin intentar siquiera defenderse. -Estoy soñando, decía entre mí, o estoy despierto? Es posible que éstos se dejen herir sin lanzar un grito de dolor? Pero al rato sentí un clamor general y después vi a los heridos que comenzaban a agitarse, que gritaban, chillaban y se separaban de los otros. Maravillado ante aquel espectáculo comencé a pensar en el significado de cuanto veía. -Tal vez, pensaba, como es el sábado in Albis, el Señor quiere darnos a entender que quiere cubrirnos a todos con su gracia. Esos cuervos serán los demonios que asaltan a los jóvenes. Mientras pensaba así, sentí un rumor. Me desperté. Ya era de día y alguien había llamado a la puerta de mi habitación. Pero cuál no fue mi sorpresa, al ver que el lunes disminuían las comuniones, el martes mucho más y el miércoles de una manera alarmante; hasta el punto de que, mediada la misa, ya había terminado de confesar. Nada quise decir, pues estando próximos los ejercicios espirituales, esperaba que todo quedaría solucionado Ayer, 13 de abril, tuve otro sueño. A lo largo del día había estado confesando; por tanto, mi imaginación andaba ocupada con el pensamiento de las almas de los jóvenes, como lo está casi siempre. Por la noche fui a dormir, pero no podía conciliar (**Es7.551**))
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