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((**Es7.546**) aprendió por entero el Donato 1 en un solo mes; rindió el examen final ante don Celestino Durando y obtuvo sobresaliente. Volvió al Oratorio, al comenzar el curso, y quedó maravillado de que Vicini no se había dejado ver todavía. Qué había ocurrido? Vicini había manifestado la intención de hacerse sacerdote, y su padre, protestando de que jamás lo permitiría, no quiso que volviese al Oratorio. A partir de aquel momento empezó el muchacho a perder la salud de tal modo que daba lástima. El médico, después de unos días de cuidados, dijo a su padre: -Yo no le encuentro ninguna enfermedad; el corazón, los pulmones y las demás vísceras están sanísimos; el médico no tiene nada que ver con esta enfermedad. Le toca por tanto a usted, que es su padre, investigar cuál sea la causa moral de esta postración de fuerzas. El padre lo entendió, entró en la habitación del hijo y le dijo para tranquilizarle: -Antes de verte en este estado, prefiero que vuelvas al Oratorio. Unos días después, el muchacho estaba totalmente restablecido, pero el padre dejaba pasar el tiempo sin cumplir su palabra, esperando que el hijo hiciera su voluntad. Vicini calló por algún tiempo y después renovó su petición de volver al Oratorio y hacerse sacerdote. -Pero no sabes, respondió el padre irritado, que no quiero que se deshonre nuestra casa, con un hijo que se hace fraile? ((**It7.644**)) El jovencito no replicó, mas al poco tiempo recayó en el estado de antes. El médico repitió al padre: -Le advierto que su hijo no tiene más mal que algún grave disgusto. Sólo usted puede hallar remedio, si quiere conservarlo en vida. El padre, que con todo amaba apasionadamente a su hijo, esta vez se dio por vencido, se acercó al lecho de su Francisco y volvió a prometerle que le daría, mejor aún, que le daba permiso para seguir su vocación. -Demasiado tarde, respondió el hijo. Vaya a llamar al párroco, porque me siento morir. Un solo favor le pido: que, apenas muera, escriba al Oratorio para que mis compañeros recen por mí. El padre, que no creía que su hijo se encontrase en tal extremo, no se apresuró a avisar al sacerdote, pero al anochecer se agravó tanto, que fue a llamar al párroco. Vicini murió en paz, con toda la asistencia religiosa, como había pedido al Señor. 1 Donato: así se llamaba el libro elemental de la gramática latina, original del célebre gramático del siglo V, un tal Donato. (N. del T.). (**Es7.546**))
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