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aprendió por entero el Donato 1 en un solo mes;
rindió el examen final ante don Celestino Durando
y obtuvo sobresaliente. Volvió al Oratorio, al
comenzar el curso, y quedó maravillado de que
Vicini no se había dejado ver todavía. Qué había
ocurrido? Vicini había manifestado la intención de
hacerse sacerdote, y su padre, protestando de que
jamás lo permitiría, no quiso que volviese al
Oratorio. A partir de aquel momento empezó el
muchacho a perder la salud de tal modo que daba
lástima. El médico, después de unos días de
cuidados, dijo a su padre:
-Yo no le encuentro ninguna enfermedad; el
corazón, los pulmones y las demás vísceras están
sanísimos; el médico no tiene nada que ver con
esta enfermedad. Le toca por tanto a usted, que es
su padre, investigar cuál sea la causa moral de
esta postración de fuerzas.
El padre lo entendió, entró en la habitación
del hijo y le dijo para tranquilizarle:
-Antes de verte en este estado, prefiero que
vuelvas al Oratorio.
Unos días después, el muchacho estaba
totalmente restablecido, pero el padre dejaba
pasar el tiempo sin cumplir su palabra, esperando
que el hijo hiciera su voluntad.
Vicini calló por algún tiempo y después renovó
su petición de volver al Oratorio y hacerse
sacerdote.
-Pero no sabes, respondió el padre irritado,
que no quiero que se deshonre nuestra casa, con un
hijo que se hace fraile?
((**It7.644**)) El
jovencito no replicó, mas al poco tiempo recayó en
el estado de antes. El médico repitió al padre:
-Le advierto que su hijo no tiene más mal que
algún grave disgusto. Sólo usted puede hallar
remedio, si quiere conservarlo en vida.
El padre, que con todo amaba apasionadamente a
su hijo, esta vez se dio por vencido, se acercó al
lecho de su Francisco y volvió a prometerle que le
daría, mejor aún, que le daba permiso para seguir
su vocación.
-Demasiado tarde, respondió el hijo. Vaya a
llamar al párroco, porque me siento morir. Un solo
favor le pido: que, apenas muera, escriba al
Oratorio para que mis compañeros recen por mí.
El padre, que no creía que su hijo se
encontrase en tal extremo, no se apresuró a avisar
al sacerdote, pero al anochecer se agravó tanto,
que fue a llamar al párroco. Vicini murió en paz,
con toda la asistencia religiosa, como había
pedido al Señor.
1 Donato: así se llamaba el libro elemental de
la gramática latina, original del célebre
gramático del siglo V, un tal Donato. (N. del T.).
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