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echan profundas raíces, se truecan en cuerdas y
entonces: cómo cortarles con unas tijeras?
Por ejemplo: uno se encapricha con fumar y fuma
a escondidas. Es un pequeño cabello que crece. Si
me escucha, si se persuade de que es perjudicial,
si abandona este capricho, el cabello está
cortado. Pero si quiere continuar, y se esconde a
la vista del superior, se oculta en lugares
apartados, se acostumbra a los engaños, llega un
día en que encuentra algún diablo y he aquí el
cordel que lo arrastra a la perdición; sin contar
el daño que con ello puede recibir la salud.
A otro le gustan los licores y los almacena en
el baúl, y, de vez en cuando, bebe un sorbito. Ahí
está el pelito. Si se deja guiar por quien bien le
quiere, entenderá que con eso se enciende la
sangre, y que no son convenientes esas bebidas
para un jovencito bien educado, y he ahí el pelo
cortado. Si, por el contrario, quiere seguir, a
pesar de los avisos, vendrán los desórdenes, arde
la sangre, tal vez se achispa un poco, asaltan las
tentaciones, se cede y he aquí la soga.
Un tercero es feliz cuando puede conseguir algo
de comer, salchichón, fruta, queso; come a toda
hora; procura tener siempre abundante provisión;
si no tiene pide a los padres que le manden. He
ahí el pelo. Si obedece al superior que le
aconseja comer a la hora con cierta moderación, no
sufre indigestión, ni enfermedades; mas, si se
deja vencer por el apetito, con el estómago lleno
no puede estudiar; y poco a poco aborrece el
estudio, porque eso le molesta, se entrega a la
gandulería; el ocio es el padre de todos los
vicios, y ahí está la cuerda.
Puede que haya un joven ((**It7.601**)) el cual
tenga cierto respeto humano para estar bien
compuesto en la iglesia, para hacer bien la señal
de la cruz, para acercarse con frecuencia a los
sacramentos. íPobrecito si no cambias! Sábete, en
primer lugar, que Dios conoce el interior de tu
alma y, además, que este respeto humano te hará
transgredir la obligación de la misa, y guardar la
abstinencia, cuando estés fuera del Oratorio; íhe
ahí la cuerda, y qué cuerda! Y así seguía
discurriendo. Se empieza por poco y se acaba por
mucho. Se comienza mintiendo y se acaba
calumniando a los compañeros cuando no se sabe
cómo excusarse. El pelo de la desobediencia
termina con las cuerdas de ciertas conversaciones.
En fin, ayudadme a corregiros de las faltas
pequeñas con vuestra buena voluntad. Dejadme
cortar estos cortos cabellos y el demonio no
conseguirá ligaros y arrastraros.
III
Esta noche os diré una sola palabra y luego os
dejo libres. Recordad el aviso que daba san Juan
Evangelista a sus discípulos: Diligite alterutrum
(amaos unos a otros). Este amor no es un simple
consejo; es un precepto, y por eso peca quien no
lo observa. Por consiguiente, no haya entre
vosotros palabras injuriosas, riñas, envidias,
venganzas, desprecios, maldad. Haceos bien unos a
otros y así demostraréis que os amáis
recíprocamente como hermanos.
íOh, qué hermoso paraíso terrestre sería esta
nuestra casa! Cuántos actos virtuosos admirarían
los ángeles, cuántas más bendiciones enviaría el
Señor sobre nuestras cabezas, qué consuelo tendría
María Santísima, si todos nos comprometiésemos a
compadecernos, ayudarnos, soportarnos y
perdonarnos para que triunfase siempre la caridad.
!Ah! Ojalá que todos se empeñasen en imitar a
Magone y tratando de aumentar en los demás el amor
de Dios y apartar a los incautos del pecado. Todos
pueden impedir las malas conversaciones de un
compañero, como hacía Savio; todos pueden calmar
con buenos modos los ánimos encendidos de
(**Es7.510**))
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