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más que unos minutos de vida, cuando sacó las
manos intentando levantarlas en alto. Don Bosco se
las tomó y las juntó para que nuevamente las
apoyara sobre la cama. El las soltó y las elevó de
nuevo a lo alto sonriente, y con los ojos fijos,
como quien mira un objeto de suma satisfacción.
Creyendo que tal vez desease el crucifijo, don
Bosco se lo puso en las manos, y él lo tomó, lo
besó y lo colocó sobre ((**It7.595**)) la
cama, levantando enseguida con impetuosa alegría
los brazos al aire. En aquel instante su rostro
parecía más sano y sonrosado que en su estado
normal de salud. Brillaba su rostro con tal y tan
hermoso resplandor que hizo desaparecer las luces
de la enfermería.
Todos los presentes, que eran diez, quedaron
asustados y atónitos; en profundo silencio tenían
su mirada fija en el rostro de Besucco.
Pero aumentó la maravilla cuando el enfermo,
levantando un poco la cabeza y alargando las manos
cuanto podía, como quien estrecha la mano de una
persona querida, comenzó a cantar con voz alegre y
sonora: Load a María, la Reina del cielo.
Luego, hacía esfuerzos para elevar más el
cuerpo, que en realidad se iba levantando,
mientras, con las manos juntas, se puso de nuevo a
cantar devotamente: íOh, Jesús, de amor encendido!
Yo quisiera no haberte ofendido.
El enfermo parecía convertido en un ángel con
los ángeles del paraíso.
Para romper el estupor de los presentes, dijo
don Bosco:
-Creo que en este momento nuestro Besucco
recibe alguna gracia extraordinaria del Señor o de
su Madre celestial, de la cual fue tan devoto en
vida. Acaso vino Ella a invitar a su alma para
llevarla al cielo.
Besucco prosiguió su canto, mas sus palabras se
paraban e interrumpían como quien contesta a
amorosas preguntas: Después se dejó caer
lentamente sobre el lecho. Cesó la luz
maravillosa, su rostro se puso como antes;
aparecieron las otras luces y el enfermo no daba
señal de vida. Pero, advirtiendo que no se
continuaba rezando y que no le sugerían más
jaculatorias, se volvió a don Bosco diciéndole:
-Ayúdeme, recemos.
Eran las once: quería hablar pero no pudo más,
sólo dijo esta palabra: <<<>>>. Con
ella reclamaba la bendición del crucifijo con la
indulgencia plenaria in artículo mortis, gracia
pedida por él muchas veces.
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