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La Crónica nos da una prueba de este entusiasmo
por el estudio.
<>Y el cuatro de febrero, como los clérigos
debían prepararse para los exámenes en el
Seminario, los jóvenes salieron de paseo. Como el
año anterior no había habido paseo en tal día, la
orden ocasionó habladurías, porque también los
alumnos debían preparar sus exámenes>>.
El ejemplo de don Bosco servía de estímulo a
los jóvenes para cumplir su propio deber.
Cualquier instante era un tesoro para él. Por
aquellos días ordenaba la expedición del ejemplar
de las Lecturas Católicas que servía para los
meses de enero y febrero. Se titulaba: La
autoridad del Romano Pontífice, instrucción
catequística por el teólogo Lorenzo Gastaldi,
canónigo honorario de la Santísima Trinidad.
La Unidad Católica del 10 de marzo hacía
grandes elogios de este ejemplar.
El opúsculo de enero y febrero de las Lecturas
Católicas, que publica el reverendo don Bosco,
contiene un precioso escrito acerca de la
autoridad del Sumo Pontífice; con brevedad,
precisión, claridad y solidez se exponen los
atributos principales de la autoridad del Sumo
Pontífice, lo mismo en materia de dogma y de moral
que en la disciplina ((**It7.589**)) de los
asuntos políticos.
Si decimos que el autor de esta obra es el
teólogo y canónigo Lorenzo Gastaldi, enseguida
comprenderán nuestros lectores que un tema de
tanta importancia en nuestros días no podía
encontrar pluma más competente, tanto para
tratarlo debidamente, respecto al fondo, como para
hacerlo con provecho para toda suerte de personas
por su forma.
El docto y celoso autor llama Instrucción
catequística a su opúsculo que ha escrito a modo
de diálogo, como la forma más conveniente para
lograr que esta materia resulte menos árida y más
inteligible a la mayoría del pueblo cristiano. El
canónigo Gastaldi se ha propuesto solamente la
instrucción del pueblo: sin embargo, conviene
entender por pueblo no sólo la plebe sencilla y
vulgar, sino también aquéllos que se precian de
cultos, eruditos y científicos. Puesto que estamos
seguros de que nueve décimas partes de los que se
creen instruidos, hallarán el libro, en su mayor
parte, nuevo para ellos. Queremos señalar, de modo
especial, el capítulo noveno titulado: El romano
Pontífice recibe de Jesucristo el derecho de
vigilar el estado político de los cristianos donde
el autor demuestra que la Iglesia, como maestra de
moral, también es maestra de la verdadera
política. Añadiremos que, en el sólido y jugoso
libro del teólogo Gastaldi, hasta los predicadores
de la divina palabra encontrarán preparados y bien
dispuestos los argumentos para hablar al pueblo
sobre un tema de tanto interés en nuestros
tiempos, como la autoridad del Sumo Pontífice.
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