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modo miserable y, con malicia verdaderamente
infernal, poner en peligro su eterna salvación.
Todavía, en tan gran angustia y en esta
terrible conjura de los impíos contra la Iglesia
Católica, nos resulta de gran consuelo
ciertamente, el ver con cuánta fortaleza y
constancia nuestros Venerables hermanos Obispos,
según lo exige su dignidad episcopal, defienden
valerosamente la causa, los derechos y la doctrina
de Dios y de su Santa Iglesia y con cuánto celo
tantos fidelísimos sacerdotes, estrechamente
adheridos a Nos y a sus Obispos, ardorosamente
combaten las batallas del Señor y finalmente con
qué filial amor se glorían muchos pueblos fieles
de ofrecer presentes a esta Sede Apostólica
oponiéndose a los ataques de los impíos.
Así, entre las gravísimas penas que nos
agobian, con verdadero alivio para nuestra alma,
nos informamos por tu carta con cuánto celo tú, oh
amado Hijo, y dichos sacerdotes y seglares os
preocupáis por procurar la salvación de los fieles
y desenmascarar y deshacer las insidias y errores
de los enemigos. Por lo cual, mientras de todo
corazón nos congratulamos contigo y con esos
eclesiásticos y seglares, os exhortamos a ti y a
todos ellos a proseguir con celo cada vez más
ardoroso defendiendo la causa de nuestra divina
religión. Dirigimos, además, fervientes súplicas
para que tú y los tuyos elevéis continuas y
fervorosísimas plegarias a Dios, rico en
misericordia, a fin de que se levante, defienda su
causa y con su potentísima ayuna Nos asista y
socorra a su Iglesia.
Por el rescripto adjunto sabrás con cuánto gozo
Nos condescendemos con todos tus deseos.
Finalmente os damos la bendición apostólica a
ti y a todos los eclesiásticos y seglares
mencionados, como augurio de todas las gracias
celestiales y prenda de nuestra singular
benevolencia hacia vosotros.
Dado en Roma, junto a San Pedro, el día 13 de
enero de 1862. Año decimosexto de nuestro
Pontificado.
Pío PP. IX.
Al querido hijo Sacerdote Juan Bosco -Turín 1.
1 PIUS P.P.IX
DILECTE FlLI, SALUTEM ET
APOSTOLICAM BENEDICTIONEM
Tuas libentissime accepimus litteras VII
Kalendas huius mensis datas, et multorum quoque
istorum Sacerdotum, Clericorum et Laicorum
fidelium nomine scriptas, ac singularis Tui et
eorumdem ecclesiasticorum hominum et fidelium erga
Nos et hanc Petri Cathedram obsequii et amoris
plenas. Ac per Te ipse vel facile intelligere
potes, Dilecte Fili, quanto animi Nostri dolore
vel moerore potius, noscamus teterrimum sane
bellum sanctissimae nostrae religioni in infelicis
Italiae praesertim regionibus, a tenebrarum filiis
nunc illatum qui pestiferis liberis,
ephemeridibus, scholis ac pecuniae vi, aliisque
nefariis omnis generis insidiis, et artibus,
Italiae populos a catholico cultu avellere,
illosque perniciosissimis quibusque erroribus
inficere ac miserandum in modum corrumpere, et in
summum aeternae salutis discrimen adducere,
diabolica prorsus malitia, connituntur. In tanta
vero acerbitate, tantaque contra Catholicam
Ecclesiam impiorum hominum conspiratione, non
mediocri certe utimur consolatione videntes quanta
fortitudine et constantia Venerabiles Fratres
Sacrorum Antistites, pro Episcopali munere, Dei
Ejusque Sanctae Ecclesiae causam, jura, doctrinam
strenue defendunt, et quanta alacritate tot
fidelissimi Sacerdotes Nobis et suis Episcopis
firmiter adhaerentes, impavide praeliantur praelia
Domini, et qua filiali et egregia pietate tot
fideles populi Nos et hanc Apostolicam Sedem
prosequi et impiorum hominum conatibus obsistere
gloriantur.(**Es7.50**))
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