((**Es7.496**)
de felicitación del año nuevo al Ministro de
Gobernación, en nombre de los alumnos por él
recomendados>>.
Además él, que andaba todo el mes escribiendo
cartas de agradecimiento a amigos y bienhechores,
dirigía una a aquel rosariero de Roma, con quien
sostenía íntima amistad desde 1858.
Turín,
30 de diciembre, 1863.
Queridísimo señor Canori Focardi:
La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté
siempre con nosotros. Esté seguro que no dejaré de
enviarle algún amigo que vaya a Roma, como ya lo
hice en años pasados. Ruego cada día por usted,
por su familia y les bendigo de todo corazón.
Es portador de la presente el señor Piola,
amigo nuestro y muy piadoso, que desea saludarle.
Sigamos rezando: el Señor está con nosotros; no
temamos.
El paraíso pagará todo. La Santísima Virgen nos
guarde a todos en el santo temor de Dios. Amén.
Si viere a don Javier Bacchi, al canonigo
Bertinelli y a monseñor Lenti, salúdeles de mi
parte. Dígales lo mucho que les aprecio en el
Señor y que recen por mí.
Le saluda en el Señor.
Su
afectísimo amigo
JUAN
BOSCO, Pbro.
P.S. Don Miguel Rúa está bien; predica, confiesa y
es Director de una casa con doscientos alumnos, a
todos los cuales quiere hacer santos.
La verdad es que los alumnos de Mirabello no
eran precisamente doscientos el primer año, pero
muy pronto sobrepasarían ese número y lo
mantendrían durante muchos años. Hacemos esta
observación para advertir que don Bosco no
exageraba las cosas al escribir o hablar, como a
alguno le pareció. El abrazaba con su mirada el
futuro como si fuese presente, y todo lo
maravilloso que ahora vemos y veremos nosotros en
el desenvolvimiento de la Pía Sociedad, y lo
sorprendente en el número de sus alumnos, él lo
previó y nosotros somos testigos. ((**It7.585**)) Sin
embargo, para no darse aires de profeta, alguna
vez contaba graciosamente el dicho de un viejo
director de instituciones.
-Tenéis casi cien alumnos? Decid que tenéis
ciento y la gente creerá que no tenéis más que
cincuenta. Si tenéis cien decid que tenéis ciento
cincuenta y la gente pensará que tenéis cien y
creerá la verdad.
Y henos por fin en el 31 de diciembre. Escribe
Ruffino:
Don Bosco dió el aguinaldo a todos los alumnos,
aprendices y estudiantes, y comenzó así:
(**Es7.496**))
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