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((**Es7.495**) sin abrir los labios; encontré unos que riñeron y otros que, no do garse, alimentaron el rencor y el odio hacia sus rivales por mucho tiempo. Hay, además, toda una serie de ellos que huye del trabajo, como de un enorme peñasco suspendido sobre su cabeza; pero lo que más me ha dolido es que algunos se las arreglaron para introducir máximas deshonestas y conversaciones que san Pablo no quiere que se nombren entre cristianos. Hubo también unos pocos, que deberé decirlo?, se acercaron indignadamente a los sacramentos. Esto es, mis queridos amigos, lo que he advertido sobre la marcha del Seminario Menor de Mirabello. ((**It7.583**)) Creéis, tal vez, que escribo todo esto para reprenderos? No, lo escribo sólo para avisaros, de modo que los buenos se animen a perseverar, los fríos procuren encenderse y calentarse en el amor de Dios y los que lo necesiten se levanten del estado en que se encuentran. Tendría mucho más que escribiros, pero me reservo decirlo en la próxima visita que os haré. Os diré, además, lo mucho que Dios nuestro Señor espera de vosotros, durante este año, para ganaros sus bendiciones: 1.° Fuga del ocio y, por tanto, suma diligencia en el cumplimiento de los propios deberes escolares y religiosos. El ocio es el padre de todos los vicios. 2.° Comunión frecuente. íQué gran verdad os digo en este momento! La comunión frecuente es una enorme columna que sostiene al mundo moral y material, para que no vaya a la ruina. 3.° Devoción y asidua invocación a María Santísima. Jamás se ha oído decir en el mundo que uno haya recurrido con confianza a esta Madre celestial, sin que haya sido prontamente escuchado. Creedlo, mis queridos amigos, pienso no exagerar asegurando que la comunión frecuente es una gran columna sobre la cual se apoya un polo del mundo; y que la devoción a la Virgen es otra columna sobre la que se apoya el otro polo. Por consiguiente, digo a don Miguel Rúa, a los otros superiores, maestros, asistentes, a todos los alumnos: que recomendéis, practiquéis, insistáis con todas las fuerzas del amor de Jesucristo, para que jamás se olviden estos tres recuerdos que os mando para mayor gloria de Dios, para bien de vuestras almas, tan queridas por nuestro Señor Jesucristo, que, con el Padre vive y reina en la unidad del Espíritu Santo. Así sea. Mientras os aseguro que todos los días os recomendaré al Señor en la santa misa, encomiendo mi alma a la caridad de vuestras oraciones. Los alumnos de esta casa se encomiendan también a vuestras oraciones y os desean todo bien del cielo. La Santísima Virgen os conserve a todos suyos y siempre suyos. Amén. Turín, 30 de diciembre, 1863. Vuestro afectísimo en Jesucristo JUAN BOSCO, Pbro. P.S. Estad tranquilos sobre el joven que debía partir hacia la eternidad. Era Luis Prete. Pero observad que las partidas de nuestros jóvenes van siempre de dos en dos; por tanto, queda todavía otro compañero que quiere seguirlo a la patria de los bienaventurados. >>En esta carta iban incluidas quince cartitas autógrafas, dirigidas a varios asistentes y alumnos en particular. >>EI mismo día, don Bosco hizo escribir también una ((**It7.584**)) carta (**Es7.495**))
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