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Mientras tanto se había esforzado, durante los
meses de septiembre y octubre, para alcanzar las
cartas comendaticias de algunos obispos,
enviándoles súplicas según el modelo de la del
Vicario Capitular de Turín, con ligeras
modificaciones. Escribió más cartas, hizo visitas,
adujo razones para sus humildes peticiones y
presentó copias de las Reglas, para que fueran
examinadas y juzgadas si merecían benigna
consideración.
<((**It7.565**)) de sus
alumnos para asuntos importantes y recibía la
primera carta comendaticia, la del Obispo de
Cúneo, con fecha del 27 de noviembre>>.
Entre las instituciones religiosas que Dios ha
hecho surgir en medio de su Iglesia, en estos
tiempos de materialismo, de corrupción, de
incredulidad, debe contarse, más aún, admirarse la
Sociedad, o sea Congregación de San Francisco de
Sales, instituida en Turín, en el suburbio de
Valdocco, por el ejemplar sacerdote don Juan
Bosco, cuya principal finalidad es la de instruir
y educar cristianamente a la juventud pobre y
albergar en casas a propósito a muchachos
abandonados y desperdigados. Nacida ésta, como
todas las obras de Dios, de humildes principios en
1841, creció hasta hoy de tal suerte que posee, a
más de la casa madre de Turín, junto al Oratorio
de San Francisco de Sales, otros dos Oratorios en
la misma ciudad de Turín, el de San Luis Gonzaga y
el del Angel Custodio, más la casa de Génova y la
de Mirabello y cuenta sesenta socios o hermanos
entre sacerdotes y clérigos, y alberga en Turín
setecientos sesenta jóvenes, cien en Génova y
otros tantos en Mirabello y recoge en los días
festivos, en los tres Oratorios de Turín, más de
tres mil muchachos.
La Sociedad está regulada por un conjunto de
normas o estatutos, redactados por el piadoso
fundador, llenos de celestial sabiduría y
prudencia y enteramente adaptados a la misma. El
bien que la citada Sociedad produce entre la
juventud de todas las diócesis del Piamonte es
grandísimo y causa satisfacción y admiración a
todos los buenos, los cuales desean que se
consolide y propague; lo cual conseguirá
infaliblemente, si obtiene la aprobación de la
Santa Sede Apostólica y la bendición del Vicario
de Jesucristo.
Por todo esto y por el gran aprecio que el que
suscribe profesa al piadoso Fundador y por la
íntima convicción que tiene, de que esta
institución será uno de los principales medios
ordenados por Dios para remediar el espantoso
desconcierto, que hoy ocasionan las sectas a la
inexperta y pobre juventud y por las grandes
ventajas que con ella experimenta hasta ahora
también su diócesis, se atreve a recomendar a la
Santa Sede Apostólica dicha Sociedad con su
piadoso Fundador, implorando con el mismo que se
aprueban las reglas o estatutos, con las
modificaciones y añadiduras que a la Santidad de
nuestro Señor plazca ordenar.
Cúneo, a veintisiete del mes de noviembre de
mil ochocientos sesenta y tres.
>> Fr.
CLEMENTE, Obispo de Cúneo.
((**It7.566**)) Esta
carta comendaticia le llegaba a don Bosco al
comenzar la novena de la Inmaculada, que él
celebraba con toda devoción.
(**Es7.481**))
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