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zapateros y sastres, que andaban muy ocupados para
calzar y vestir a sus muchos compañeros. Les
asistía José Rossi.
La imprenta, confiada al caballero Oreglia,
había sido trasladada a una sala en la planta baja
de la construcción, a lo largo de la calle de la
Jardinera. Se habían comprado, y colocado en su
lugar, tres nuevas máquinas y se pensaba en añadir
otras dos. Urgía la necesidad de hacer un gasto
tan importante. Además de la impresión de las
Lecturas Católicas y las ediciones comenzadas de
libros escolares, los defensores de la causa
católica se dirigían a don Bosco para que
publicase sus escritos históricos o polémicos. Y
en aquellos mismos días se estaba componiendo un
trabajo, dedicado a la promoción vocacional de los
muchachos y hacer conocer a los clérigos la
dignidad a la que el Señor les había llamado.
Armonía lo anunciaba el 11 de noviembre de
1863.
De la tipografía del Oratorio de San Francisco
de Sales ha salido a la luz un gracioso ejemplar
sobre la Excelencia del Sacerdocio católico, en el
que, a la variada erudición y a la preciosa
disposición de razonamientos, se unen la dulzura
del afecto y no pocas bellezas retóricas.
Nos congratulamos muy de veras con su autor don
Juan Bautista Fontana, párroco de Saluggia 1 y
tanto más cuanto que sabemos que ((**It7.544**)) ha
dedicado la ganancia a beneficio del óbolo de san
Pedro y del Oratorio de San Francisco de Sales. Se
vende, al precio de setenta céntimos en dicho
Oratorio, en la librería Barberis en Vercelli y en
casa del autor en Saluggia.
En cuanto a los clérigos, diremos que el
Gobierno devolvió el Seminario de Turín con sus
rentas a la diócesis, y en noviembre empezó éste a
recoger a los pocos seminaristas que se alojaban
en casas particulares y a los que ((**It7.545**)) en
mayor número se habían trasladado al Oratorio.
Algunos dejaron a don Bosco plantado y tuvieron
que ser sustituidos en su cargo; él siguió
enviando a los que se quedaron con él a las clases
que allí daban doctos y maduros profesores, que ya
hemos mencionado en otra parte. Entre los alumnos
del Seminario y los de don Bosco reinaba perfecta
armonía.
<>.
1 Nos fueron presentadas las dos cartas
siguientes de don Bosco a este buen sacerdote,
cuando estaba ya impreso nuestro sexto volumen.
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