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existen, comenzó don Bosco a narrar cómo los
franceses, tras la victoria de Marengo, habían
destruido la ciudadela y el cerco de sólidas
murallas con sus nueve torreones. Habló de la
antigüedad de Tortona. Describió el asedio de
Barbarroja, narró la alianza Lombarda y concluyó
diciendo que el Papa había sido la salvación de
Italia en los siglos pasados y que al presente era
su única verdadera gloria.
Al atardecer representaron los alumnos en el
Seminario un drama grandioso; y gustó inmensamente
la romanza de don Juan Cagliero: El hijo del
desterrado. Entre los numerosos espectadores
estaba el barón Cavalchini Garofoli, el cual
invitó a comer a don Bosco y a sus muchachos.
((**It7.534**)) El
palacio Guidobono Cavalchini Garofoli, que una
semana antes había hospedado al Ministro de la
Guerra Della Róvere, al general La Mármora, a
Gualterio, Doria, y los hijos de Cárdenas, recibía
aquel día a los pobres alumnos del Oratorio. El
Barón era admirador de don Bosco y de sus obras;
la Baronesa decía que era un santo.
Recibieron con sumo placer y generosidad a don
Bosco y a los suyos, que llevaban su vivaz alegría
a aquellos nobles muros, casi desiertos. Habían
partido aquellos días al colegio de Mongré los
hijos del Barón y se había celebrado la boda de la
señorita Antonia Garofoli con el conde Luis Cays,
hijo del conde Carlos, eximio bienhechor y amigo
de don Bosco.
Quiso el Barón organizar él mismo los
preparativos de las mesas para que los muchachos
fueran bien servidos y, luego introdujo a don
Bosco, a sus sacerdotes y clérigos al salón
comedor. Sentáronse sin más los señores; en cambio
don Bosco se santiguó y rezó la oración de
costumbre. Entonces aquellos señores se levantaron
e imitaron su ejemplo. Había en la sala un gran
retrato del cardenal Cavalchini y don Bosco, hacia
el final de la comida, hizo grandes elogios del
ilustre purpurado, el cual, de no haber puesto
Austria el veto hubiera sido elegido sumo
Pontífice, a la muerte de Pío VII. Después de la
comida hubo una academia musical, porque la lluvia
impedía a los alumnos solazarse en el jardín.
Durante aquellos días don Bosco hizo con los
jóvenes varias excursiones, como nos describió el
canónigo Anfossi. Fueron en tren hasta Broni,
pasando por Voghera, donde les había invitado el
arcipreste de la Colegiata; a Torre Garofoli,
donde están las tumbas de la noble familia de este
nombre; a Villalvernia, situado entre Tortona y
Novi. De aquí subieron al castillo de la marquesa
de Passalacqua,
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