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jóvenes a ellos confiados; que sean puntuales a su
deber y vayan a recreo con los alumnos.
4.° Si descubrieres que alguno de ellos
sostiene una amistad particular o adviertes, aun
de lejos, que su moralidad corre peligro, cámbiale
con prudencia de lugar y, si es preciso, dale otra
ocupación; si pusiere en algún riesgo la moralidad
de un compañero o de un alumno, apártalo
rápidamente de la ocupación y comunícamelo
enseguida.
5.° Reúne de vez en cuando a los maestros, a
los asistentes, a los jefes de dormitorio y de
paseo y dí a todos que impidan las malas
conversaciones, y que alejen los libros, revistas,
grabados, hic scientia est (aquí está la ciencia)
y cualquier otra cosa que ponga en peligro la
reina de las virtudes, la pureza. Den buenos
ejemplos, tengan caridad con los muchachos y, si
conocen un alumno peligroso para sus compañeros,
que te lo digan y sea objeto de las solicitudes de
todos.
Con las personas de servicio
1.° No tengan demasiada familiaridad con los
alumnos y haz de modo que puedan oír la santa misa
cada día y acercarse a los santos sacramentos cada
quince días o una vez al mes.
2.° Emplea mucha caridad para mandar y haz
saber en toda circunstancia que deseas el bien de
su alma. No se permita que entren mujeres en los
dormitorios de los jóvenes o en la cocina, ni
traten con ninguno de la casa, si no es por razón
de caridad o de necesidad.
3.° Si surgen disensiones entre las personas de
servicio y los alumnos u otras personas ((**It7.526**)) del
Seminario, escucha a cada uno con bondad; mas, por
vía ordinaria, di separadamente tu parecer de
manera que uno no sepa lo que se dice al otro,
salvo que hubiere circunstancias que persuadan a
obrar diversamente.
4.° Póngase un encargado para las personas de
servicio de honradez conocida; vigile éste
especialmente el trabajo y la moralidad de los
subalternos y se encargue con celo de que no se
cometan robos ni se mantengan malas
conversaciones.
Con los alumnos
1.° No aceptes jamás por ningún motivo a un
muchacho expulsado de otros colegios o que te
conste es de malas costumbres. Si, a pesar de las
debidas precauciones, se admite a uno de este
género, dale siempre un compañero seguro y que no
le abandone. A la primera falta que haga
corrígele, y a la segunda sea inmediatamente
expulsado del Seminario.
2.° Haz recreo con los alumnos siempre que
puedas y aprovecha ese momento para decirles
alguna palabrita afectuosa que tú sabes, al oído,
a medida que se ofrezca la ocasión y adviertas la
necesidad. Este es el gran secreto para adueñarte
del corazón de los muchachos.
3.° Ofrécete para confesarlos, pero dales
libertad de hacerlo con otros, si lo desean.
Procura alejar hasta la sombra de sospecha de que
recuerdas lo que te fue dicho en confesión. No
exista sombra de parcialidad entre quien se
confiesa con uno antes que con otro.
4.° Funda la compañía de la Inmaculada
Concepción, pero deja la dirección en manos de los
mismos socios.
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