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-Siendo así, observó Nicomedes Bianchi, todo
irá bien. Esté tranquilo, anime a los jóvenes: y
yo le aseguro que no habrá parcialidad de ninguna
especie.
Entretúvose con don Bosco un poquito muy
afablemente, haciéndole diversas preguntas sobre
el Oratorio y renovó sus promesas al despedirse.
Pero existían algunas sospechas.
En efecto, Rinaudo se presentó a los ejercicios
escritos de lengua latina y su trabajo fue
rechazado. Se preguntó el motivo, y se obtuvo por
respuesta que, como estaba demasiado bien, sin
duda había sido copiado. Negó don Bosco la
aserción y, ante su fuerte insistencia, Rinaudo
fue admitido al examen oral, pero en él le
volvieron a repetir que el ejercicio escrito no
era obra suya. Rinaudo afirmó y protestó que era
suyo y, ante sus vivas instancias, decidieron los
examinadores que repitiese la redacción en aquella
misma sala. Rinaudo tomó enseguida la pluma. El
tema era el mismo y él lo repitió, mas con nuevas
razones, nuevo desarrollo de ideas, nuevas frases,
de tal modo que la segunda prueba resultó mucho
mejor que la primera. Entonces los examinadores
asombrados ((**It7.515**)) se
vieron obligados a aprobarle con la máxima
calificación. El examen fue igualmente severo para
los otros dos y también ellos obtuvieron estupenda
calificación.
Más adelante se presentaron estos tres al
examen de ingreso para la rama de Letras y
superaron la prueba con gran brillantez. Estos
hechos demostraban, a quien quería entenderlo, que
en el Oratorio ocupaban un lugar muy elevado los
estudios clásicos y eran un solemne mentís a
ciertos periódicos y determinados inquisidores.
Y para demostrar el entusiasmo con que se
estudiaba en el Oratorio, vamos a hacer aquí una
digresión. Durante los años siguientes hubo otros
alumnos de don Bosco que se presentaron en los
liceos de Turín y causaron la admiración de los
examinadores. Además de esto, aunque entonces no
era obligatorio el examen de reválida de
bachillerato, enviaba frecuentemente al terminar
el curso a los más sobresalientes de sus
estudiantes a examinarse de retórica1 en los
institutos estatales, donde siempre alcanzaban
espléndidas calificaciones. Dió testimonio de ello
el profesor Carlos Bacchialoni, Director del
Gimnasio2 de san Francisco de Paula. Cuando
posteriormente se impuso legalmente el examen de
reválida de bachillerato para ingresar en el
Liceo, todos los años se presentaban los alumnos
1 Retórica. Se correspondía en la enseñanza
clásica con el quinto y último curso de gimnasio o
bachiller. (N. del T.)
2 Gimnasio. Instituto Nacional de Enseñanza
Media. (N. del T.)
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