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Aunque son pobres, no causarían molestia
alguna, pues yo les tendría con mucho gusto en
casa y les proveería de cuanto necesitasen, a
cambio del servicio que podrían prestar en el
Oratorio.
Aprovecho esta ocasión para hacer presente que
los garrafales defectos de ceremonias en la
catedral (apoyar los codos sobre el altar y no
ayudar a quitarse las capas pluviales en la
sacristía) no hay que imputárselos a los de
nuestro Oratorio, sino a dos del Seminario de
Chieri, que están actualmente en esta casa. Así me
fue dicho. De todas formas, no dejaré de animar
enérgicamente a nuestros clérigos y maestros, a
fin de que se esmeren para ser cada día más
hábiles en todo lo que se refiere al divino
servicio.
Que la Santísima Virgen le guarde. Créame con
todo mi aprecio.
De V.S. Ilma. y Rvdma.
Turín, 2 de septiembre, 1863.
Su seguro
servidor
JUAN BOSCO,
Pbro.
Pero no sólo se interesaba por sus alumnos,
sino también por los sacerdotes extradiocesanos,
como consta por las dos cartas siguientes,
dirigidas al mismo canónigo Vogliotti, poco tiempo
después.
Ilustrísimo y Reverendísimo Señor:
El joven Berardi, de quien ayer hablaba V.S.
Ilma., es ciertamente el mismo que yo recordaba.
Estuvo en esta casa y observó una conducta
bastante buena en lo que respecta a los estudios y
en lo tocante a la moralidad. Por su propia
voluntad salió de esta casa, diciendo que quería
dejar los estudios. ((**It7.511**)) Después
no he sabido nada de él. Me satisface saber que se
haya presentado al examen de los seminaristas,
porque es señal de que se ha conservado bueno.
Don F... me visita casi todos los días
pidiéndome apoyo y dinero. Si su gestión llegara a
algún buen resultado, me haría un favor y sería
una verdadera caridad para este sacerdote que está
en peligro.
Le incluyo la carta del clérigo Antonio Duina,
en otro tiempo alumno de esta casa. Haga como
mejor le parezca ante el Señor.
Siempre miserias, siempre miserias. El Señor le
enriquezca con sus gracias, y bendiciones y le
conceda un día los bienes del Paraíso, amén.
Me crea siempre suyo.
Turín, 21 de octubre, 1863.
Su seguro
servidor
JUAN BOSCO,
Pbro.
Ilustrísimo y Reverendísimo Señor:
Hoy sábado no puedo ir a la Curia como querría;
y como tengo que ordenar algunas cosas urgentes,
permítame suplique mediante el presente escrito:
1.° Que tenga la bondad de leer la carta de
monseñor Caccia y de añadir unas líneas de
recomendación o al menos legalizar la firma para
el asunto F... a fin de terminar con un problema
que ya nos ha dado tantos y tantos fastidios.
2.° Mire si puede alcanzar la dispensa para el
clérigo Segundo Provera, que me
(**Es7.436**))
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