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-Pero cómo haré, don Bosco? le respondió. No se
trata de levantar una capilla, sino una iglesia
grandísima y muy costosa. Esta mañana no teníamos
en casa ni para pagar los sellos del correo.
Y don Bosco replicó:
-Comienza a abrir los cimientos: cuándo hemos
empezado una obra contando primeramene con el
dinero? Hay que dejar hacer algo a la Divina
Providencia.
Don Angel Savio ejecutó las órdenes. Pero, como
había que dejar bajo el pavimento de la iglesia un
subterráneo, resultaba que además de las
excavaciones para los cimientos, se debía excavar
enteramente, con dos metros y medio de
profundidad, una superficie de casi mil doscientos
metros cuadrados. Dado el enorme transporte de
tierras, por medio de carros, al lugar fijado por
el Ayuntamiento, resultó que aquel año sólo se
pudo realizar una parte del trabajo.
Mientras tanto, la Providencia hacía algo. Al
principio hubo varios acomodados ciudadanos que
prometieron notables donativos, pero algunos
cambiaron de parecer y dedicaron a otra cosa su
beneficencia. Otros querían hacer sus ofrendas,
pero una vez avanzados los trabajos. Don Bosco
pasaba sus apuros. Habían empezado las
excavaciones y se echaba encima el pago de la
primera quincena. Necesitaba mil liras. De pronto,
con motivo del sagrado ministerio, don Bosco fue
llamado al lecho de una persona gravemente
enferma. Estaba en cama imposibilitada desde hacía
tres meses, aquejada de tos y de fiebre, con grave
debilidad de estómago.
-Si yo pudiese, comenzó a decir, recuperarame
un poco, estaría dispuesta a cualquier rezo, o
cualquier sacrificio; sería para mí una señalada
gracia si tan sólo pudiese levantarme de la cama.
((**It7.471**)) -Qué se
le ocurriría hacer?, preguntó don Bosco.
-Lo que me diga.
-Haga una novena a María Auxiliadora.
-Qué debo rezar?
-Durante nueve días rece tres padrenuestros,
avemarías y glorias al Santísimo Sacramento con
tres salves a la bienaventurada Virgen María.
-Lo haré y qué obra de caridad?
-Si le parece bien y si consigue una verdadera
mejoría, haga una ofrenda para la iglesia de María
Auxiliadora que se está edificando en Valdocco.
-Sí, sí, con mucho gusto. Si durante esta
novena consigo solamente poderme levantar de la
cama y dar unos pasos por esta habitación, haré un
donativo para la iglesia de que me habla.
(**Es7.402**))
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