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((**Es7.400**) -Señor arquitecto, seguramente que usted con sus muchas ocupaciones no ha tenido tiempo de estudiar el origen de este nombre. Recuerda la victoria de los italianos y los españoles en Lepanto, contra los turcos; recuerda además la liberación de Viena, y el nombre del príncipe Eugenio de Saboya. -Así será, pero no parece adecuado para estos tiempos. -Pues bien, dígame otro mejor. -No podría titularla iglesia del Carmen, del Rosario, de la Paz? -Eso es cosa fácil de arreglar. -Sí, sí, cambie el título. Eso de Auxiliadora parece que no suena demasiado bien. Es un título nuevo en Turín y además podría hacer suponer... en fin íla Virgen tiene muchos títulos! -Es verdad: todos los títulos gloriosos que se den a la Virgen, le van bien; y, por mucho que se diga, nunca se dice bastante. Por lo demás ya lo estudiaremos. ((**It7.468**)) -Sí, busque otro título; cámbielo, siga mi consejo. Se dejó la aprobación del proyecto para otro tiempo, porque querían tener a la vista los planos completos y no un simple boceto, como el que don Bosco había presentado en su impaciencia por comenzar los trabajos. Pero, entre tanto, aquel título sonaba en ciertos oídos como una especie de desafío. Se entreveía un no sé qué de oposición a las máximas de la revolución y a sus triunfos. Parecía que se levantaba una nueva bandera en el campo de la Iglesia. Don Bosco, que calculaba más allá de cuanto le habían dicho, dejó transcurrir unas semanas, hizo completar el proyecto a Spezia y volvió a presentarlo en el Ayuntamiento. No se mencionaba en él a María Auxiliadora; era tan sólo una iglesia en Valdocco, sin ningún título. Los ediles se maravillaron ante aquella grandiosidad, la aprobaron y dijeron a don Bosco: -Para esto se requiere un millón; cómo se las arreglará usted, que no posee nada, para llevar a cabo semejante obra? -Dejen de mi cuenta la cuestión, respondió don Bosco. Yo no pido dinero, sino la autorización. -Y qué título llevará esta iglesia? -El título me atañe a mí buscarlo y ya pienso en ello. A ustedes solamente les toca conceder que se construya este edificio en este determinado lugar. El plano fue aprobado en su totalidad y llegó al Oratorio el permiso por escrito para construir el templo. Fue entonces don Bosco a dar las gracias al jefe de arquitectos, quien le dijo: (**Es7.400**))
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