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((**Es7.399**) la augusta Reina de los cielos. Spezia era aquel joven que, recién terminada la carrera, se había encontrado con don Bosco en Valdocco y, porque él le invitó, había calculado cuánto podía valer la casa Pinardi. Don Bosco le había dicho entonces: -Mire, otro día necesitaré de usted. Este otro día llegaba doce años después. El buen arquitecto, sin convenir retribución alguna, preparó un hermoso proyecto de acuerdo con el amplio concepto de don Bosco y lo desarrolló con planta de cruz latina sobre una superficie de mil doscientos metros cuadrados. Dos bajos campanarios flanqueaban la fachada que resaltaba. Se entraba en la iglesia por un atrio que sostenía el coro. Una majestuosa cúpula con dieciséis ventanales sobresalía por encima del edificio. De la base a la máxima altura había setenta metros. De una a otra parte del altar mayor, detrás del cual giraba un estrecho ambulatorio, había una sacristía, por cuya puerta se entraba en el imponente presbiterio. En los extremos del brazo transversal dos grandes altares; y otros dos, en capillas, a mitad del brazo inferior. Don Bosco examinó el proyecto, se alegró muchísimo y exclamó: -Sin que yo señalase al arquitecto ninguna intención mía especial que regulase la construcción de la nueva iglesia, advertí que una capilla se levantará en el lugar preciso que la bienaventurada Virgen María me había señalado. Y en ella se colocó un altar a los santos mártires de Turín. ((**It7.467**)) Alguno de sus más allegados le presentó todavía alguna duda y le aconsejó no comenzase una empresa tan grande sin dinero en casa; pero él contestó enseguida: -No, no hay que tener miedo; es menester que nos adelantemos y, luego, Dios nos ayudará; vendrá el dinero por sí mismo. Presentóse don Bosco en el Ayuntamiento para los primeros trámites. Expuso su proyecto a los concejales del Municipio y no sólo obtuvo la aprobación y estímulo, sino también la promesa verbal de que el Ayuntamiento contribuiría con treinta mil liras, que era el subsidio que acostumbraba conceder para toda construcción de una nueva iglesia parroquial en Turín. Se dirigió después a la oficina técnica, con un croquis del proyecto con el título de Iglesia de María Santísima Auxiliadora. El jefe de arquitectos, al ver el título, movió la cabeza diciendo que era impopular, inoportuno y que sabía demasiado a santurronería. -Por qué este título? íQué dirán! íMaría Auxiliadora! Don Bosco replicó: (**Es7.399**))
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