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((**Es7.396**) intuición especial, sabía mantenerse en buen lugar y no se nos venía a las mientes hallarlo ignorante o ponerlo en un aprieto>>. Gracias a sus conocimientos geográficos aseguró una espléndida colocación social al joven Marchisio, alumno del Oratorio. Se publicaba en Turín en el mes de julio de 1863 un mapa general de Italia, con indicación de todas las oficinas de correos, las vías de ferrocarril y marítimas, a través de las cuales se comunican entre sí, compuesto para uso de los funcionarios de correos, por cuenta de la Dirección general de correos del reino. La guía de las comunicaciones postales contenía ocho mapas que comprendían todas las provincias del Reino. Estos mapas con sus indicaciones eran fruto de largos años de paciente trabajo de Marchisio. Don Bosco le había aconsejado acometer aquel trabajo y le había impulsado a llevarlo a cabo. Marchisio acudía con frecuencia a Valdocco para dibujar sus mapas bajo la guía de don Bosco. Alcanzó la recompensa de la Dirección de Correos, a la que se presentaron; los aceptó, los aprobó, los imprimió, los declaró ((**It7.463**)) edición oficial y más tarde confirió al autor el cargo de Director General de Correos en Roma. Los alumnos habían manifestado su correspondencia a los beneficios de don Bosco con las demostraciones de cristiana alegría por la ordenación sacerdotal de don Domingo Ruffino, con fervorosa piedad al celebrar los seis domingos en honor de san Luis y con la fiesta sobre manera alegre de san Juan Bautista. Los clérigos estudiantes de filosofía y teología, se habían examinado el día 23 de junio en el Seminario de Turín. Eran cincuenta y cinco. Siete habían merecido egregie (matrícula); veintiocho, óptime (sobresaliente); once, fere óptime (notable); y uno sólo, bene (bien), Cuatro estaban ausentes y cuatro enfermos. Pero aún le esperaba a don Bosco otra satisfacción mayor Los maestros del Oratorio, ya varias veces nombrados, Francisco Cerruti, Celestino Durando, Juan Bautista Francesia y Juan Bautista Anfossi se presentaban a examen el seis de julio en la Universidad para ingresar en la facultad de Letras. Abrían ellos un nuevo camino a los alumnos del Oratorio y por el amor que le tenían se habían impuesto serios trabajos. Eran compadecidos por ciertos profesores y considerados como víctimas generosas de una idea, pero siempre víctimas. Se había dicho que don Bosco tenía de ellos un concepto demasiado alto, pero que, en realidad, apenas si habían sido alumnos de los primeros cursos de bachillerato. Sin embargo, las dos Comisiones organizadas para ellos solos, a su modo de ver tan mal preparados, debieron cambiar de opinión muy pronto. Por la gracia (**Es7.396**))
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