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((**Es7.38**) -íPobrecitos! Tienen penas que confiarme... esperan tanto tiempo en la antesala, me dan lástima y hay que contentarles... y al fin... y al cabo... se hace un poco de bien. Aún en estas ocasiones sabía bromear: -Pero no habrá un medio, le preguntaba alguno de sus sacerdotes, para aminorar el número de tantas visitas que son verdaderamente inútiles? El respondía: -Sí que habría un medio para librarse de tanta gente. -Y cuál? -Por ejemplo, que yo me fingiese medio loco o idiota; entonces la gente dejaría de venir y haría correr la voz: íel pobre don Bosco está trastornado: no entiende nada; no sabe lo que dice! Pero este recurso sería rechazable y perjudicial para la Pía Sociedad, porque nosotros necesitamos de todos; por tanto, conviene dejar abierto el camino a la Divina Providencia. Por esto no rechazaba a nadie, a cualquier hora del día en que llegase, y, aún al toque de mediodía, no bajaba sin haber dado satisfacción a todos. Apenas terminada la comida, ya había algunos reclamándolo para hablarle. -Permitidme atenderles, decía a sus clérigos que trataban de detenerlo; me duele muchísimo ver esperar a la gente. Le exhortaron un día a que estableciera un horario para recibir visitas y no atender siempre y en cualquier momento a los que se presentaban; porque, insistían, continuando así se quebrantaría su salud. Y él replicaba: -íEh, el Señor nos ha colocado en este mundo para los demás! ((**It7.31**)) Por esto, al recomendar a sus subalternos, constituidos en autoridad, la vida de continuo sacrificio por el bien del prójimo, exhortábales a no descuidar, si se presentaba la ocasión, este medio de las audiencias, a fin de practicar la caridad con cualquier clase de personas. Aconsejaba que tuviesen suma consideración con todos y, como solía decir san Vicente de Paúl, les hacía ver en todo estado a Jesucristo. En el papa y en los obispos a Jesús pontífice, en los sacerdotes a Jesús sacerdote, en los reyes a Jesús soberano, en los nobles a Jesús de la nobilísima estirpe de David, en los magistrados a Jesús juez, en los comerciantes a Jesús buen samaritano. Y presentábalo obrero entre los obreros, pobre entre los mendigos, enfermo entre los enfermos. Y en las parábolas, como padre de familia, como esposo, como viñador, como propietario, etc...(**Es7.38**))
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