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las funciones de la semana santa en la iglesia de
san Francisco de Sales, en las que don Víctor
Alasonatti actuaba siempre de celebrante devoto y
apasionado. Don Bosco se reservaba para sí la misa
del Jueves Santo y el lavatorio de los pies, y a
las otras ceremonias asistía puntualmente.
Aquel año, extremadamente fatigado por la
confesiones sin fin de los externos, el Sábado
Santo se desmayó en la sacristía. Pero, apenas
volvió en sí, fue a tomar un poco de leche y
prosiguió sus ocupaciones, aunque los médicos le
ordenaron que permaneciera algún tiempo en su
habitación.
-íPodría descansar un poco!, decíanle los
jóvenes.
-Cómo queréis, replicaba, que descanse, si el
demonio no descansa jamás?
Y añadía a los clérigos:
-Un hombre, sólo vale por uno. Ninguno debe
esforzarse para trabajar por dos, porque se
estropea muy pronto y se convierte en un ser
incapaz, precisamente cuando sería el momento de
hacer mayor bien.
Mas su ejemplo estaba en contradicción patente
con sus palabras; con todo, de vez en cuando le
aliviaba notablemente la caridad de sus alumnos.
Ya hemos dicho que, en años anteriores, don Bosco,
al ver a alguno oprimido por graves dolores, para
aliviarle rogaba al Señor que le pasara a él
aquellos males; y que fué escuchado. Ahora sucedió
que los muchachos compensaban sus antiguos
sacrificios por sus alumnos, cuando veían que sus
enfermedades le impedían continuar sus pesados
trabajos.
Se lee en la crónica de Bonetti. <>-Las plegarias de los jóvenes son poderosas.
Hay uno sobre todo que, sólo con rezar, obtiene al
momento que se marche la enfermedad de mí y pase a
él. Yo después lo encomiendo ((**It7.414**)) a
Domingo Savio para que lo sane y, en poco tiempo,
nos encontramos los dos bien.
>>Aún dijo más:
>>-Tenemos en casa unos muchachos, y clérigos
también, tan virtuosos que dejan atrás al mismo
san Luis, mientras sigan por el camino que llevan.
Casi cada día veo en casa tales actos de virtud
que no se creerían ni leyéndolos en los libros;
sin embargo, Dios se complace en realizarlos entre
nosotros>>.
Y anota don Juan Bonetti en sus memorias: <(**Es7.355**))
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