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>>Terminó la instrucción hacia las diez
cuarenta y cinco, y apenas entró en la habitación
desde la cual se bajaba al púlpito 1, caía falto
de fuerzas sobre una silla. Tras un brevísimo
reposo, sin proferir un lamento, subió a su
aposento, mas no pudiendo tenerse en pie y al
mismo tiempo queriendo trabajar, se metió en cama
y comenzó a corregir pruebas de imprenta. Daban
las once y treinta, cuando oyó llamar a la puerta.
Bajó a abrir pero se vio obligado a sentarse de
nuevo en la cama que es muy baja. Era un viejo
obrero que deseaba confesarse. ((**It7.406**)) Don
Bosco conmovido, le atendió gustoso y le despidió
satisfecho>>.
Por la noche de aquel mismo día hacía que
algunos de sus sacerdotes dirigieran al Papa la
siguiente súplica.
Beatísimo Padre:
Los sacerdotes Angel Savio, Miguel Rúa, Juan
Cagliero, Juan Francesia, Bartolomé Fusero y José
Bongiovanni, de la diócesis de Turín (Piamonte),
con el deseo de poder dedicarse principalmente al
sagrado ministerio para gloria de Dios y la
salvación de las almas, arrodillados para besar su
santo pie, humildemente imploran a Su Santidad
poder celebrar una hora antes de la aurora y una
después del mediodía, cuando se presente una justa
y razonable causa.
Igualmente, con el deseo de promover el
espíritu de devoción en los fieles, los referidos
sacerdotes, juntamente con el sacerdote Víctor
Alassonatti, también de la diócesis de Turín,
solicitan a Su Santidad la facultad de bendecir
rosarios, crucifijos, medallas, estampas y cosas
similares. Dada además la dificultad de
comunicaciones solicitan la mencionada facultad ad
septennium (para un septenio).
De la bondad...
Turín, 8 de marzo, 1863.
Esta súplica proporcionó a don Bosco una de las
más emotivas satisfacciones, puesto que el Sumo
Pontífice la firmaba de su propio puño, como puede
verse por el precioso autógrafo que pidió y obtuvo
el Ilmo. Sr. conde Alerame Bosco di Ruffino.
Día 26 de abril, 1863.
Pro gratia juxta petita.
PIUS,
P.P. IX
En el intervalo don Bosco había hecho los
trámites para que su clérigo Pedro Leggero fuese
admitido a las órdenes sagradas, y le respondían
desde la curia arzobispal:
1 Desde la habitación, que aún se encuentra a
la derecha del altar mayor, se bajaba al púlpito
por medio de una escalerita.
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