((**Es7.347**)
>>-Sobre todo porque hay un joven que no lo
volver a hacer otra vez. Yo sé quien es y podría
decir su nombre, pero no lo digo. Por tanto que se
prepare cada uno de vosotros.
>>Ahora esperamos a ver si, como las otras
veces, adivina>>.
Y don Bosco adivinó. Leemos, en efecto, en las
listas necrológicas del Oratorio: <>.
Para la sección de estudiantes ordenó que el
ejercicio de la buena muerte tuviese lugar el
jueves cinco de marzo, y don Bosco lo notificaba
en el segundo domingo de cuaresma.
Escribe Ruffino en su crónica: <<1.° de marzo.
Por la noche anuncia don Bosco públicamente a los
estudiantes que vive en casa uno que hará
solamente una vez más el ejercicio de la buena
muerte>>.
Y nuestro necrologio narra: <>.
Mientras los alumnos esperaban el cumplimiento
de las previsiones de don Bosco, éste como si el
Oratorio no estuviese amenazado por ningún
adversario, no descuidaba sus ordinarias
ocupaciones.
Narra la crónica de Bonetti con toda sencillez:
<< 1.° de marzo. En una conferencia que don
Bosco dio este domingo a
todos los clérigos, al hablar del celo que debemos
desplegar para hacer el bien a la juventud, nos
exhortó con gran efusión de corazón a buscar con
preferencia a los muchachos que nos parecen más
abandonados por los demás a causa de sus defectos;
y que no nos negáramos a entretenernos con
aquéllos cuya ((**It7.404**))
compañía pudiera causarnos molestia y fastidio.
Terminó con estas palabras:
>>-También ellos tienen una alma, que debemos
salvar a toda costa.
Habiéndome quedado una tarde a solas con don Bosco
en su habitación, empecé a hablarle de la buena
acogida que todos daban a su Historia de Italia, y
dije:
>>-Don José Cafasso hizo bien cuando le
aconsejó que escribiera la Historia de Italia,
mejor que el manual que usted pensaba escribir
sobre el modo de confesar a los muchachos.
>>Y don Bosco me respondió:
>>-Seguí el consejo de mi venerado maestro. No
obstante también es necesario este manual. íPobre
de mí! Yo veo que las confesiones de muchos chicos
no pueden regularse por las normas que da la
teología. Generalmente no se tienen en cuenta las
faltas cometidas desde los ocho a los doce años;
y, si un confesor no trata de averiguar,
(**Es7.347**))
<Anterior: 7. 346><Siguiente: 7. 348>