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-Es que, si no os la doy, no sabréis jugar.
-Díganosla, pues.
-Hela aquí; cinco, son los cinco mandamientos
de la Iglesia;
diez, son los diez mandamientos de ((**It7.25**)) Dios;
catorce, son las catorce obras de misericordia.
Jugad estos números y ganaréis un tesoro infinito.
En otra ocasión señaló el cuatro y el dos,
interpretándoles con los cuatro novísimos y los
dos sacramentos de la confesión y comunión. Muchas
otras veces salió con bromas parecidas.
Es de notar que la mayor parte de las personas
no iban para dar sino para recibir; y eran tales
que don Bosco no podía esperar nada de ellas. El,
en cambio, siempre que podía, les daba una ayuda.
Narran las crónicas:
<>-Vino a verme un ardoroso demócrata, que se
hallaba en graves angustias, y me pidió la pequeña
cantidad de tres liras al menos, para comprarse
una camisa, por estar sucia la que llevaba puesta,
y me prometió que pasaría pronto a devolvérmelas.
Palpé mi portamonedas y estaba casi vacío. Miré
hacia la cama y vi una camisa elegante y limpia,
que Rossi habia preparado para mí y que yo, por
olvido, no me había cambiado.
>>-Magnífico, me dije: aurum et argentum non
est mihi, quod autem habeo tibi do (no tengo oro
ni plata, te doy lo que tengo).
>>Me miró estupefacto y me dijo:
>>-Pero, y usted?
>>-No se preocupe, le respondí, la Providencia
que hoy le viste a usted, sabrá vestirme a mí
mañana.
>>Ante tal actitud se conmovió y, deshecho en
lágrimas, se arrojó a mis pies, exclamando:
>>-íCuánto bien puede hacer un sacerdote!
>>Después de habernos contado esto, prosiguió:
>>-Tenedlo en cuenta: aquel sujeto fue en
adelante un gran amigo de los sacerdotes. Es así
como debemos conquistar los corazones de los
hombres>>.
Además, si acudían a pedirle un favor los que
le habían causado algún mal, siempre estaba
dispuesto a hacérselo porque él no tenía en cuenta
las ofensas que se le inferían y las olvidada con
admirable sacrificio, como lo atestiguaron
monseñor Cagliero y monseñor Bertagna. Es más, si
alguno ((**It7.26**))
demasiado celoso al ver entrar en la antesala una
de tales personas, le parecía bien advertírselo y
recordaba (**Es7.33**))
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