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((**Es7.325**) >>-No tengo más de dos años de vida, nos dijo. >>Ya anteriormente, ora con uno, ora con otro, había ido repitiendo las palabras del apóstol san Pablo: Ego jam delibor, et tempus resolutionis meae instat (yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente)1. Nosotros le dijimos que rezase al Señor, para que le concediese, al menos para nuestro consuelo, veinte años más de vida, y le preguntamos qué deberían hacer sus muchachos para conseguir esta longevidad. >>El nos contestó que le ayudásemos en la batalla que debe sostener contra el enemigo de las almas; y luego añadió: >>-Si me dejáis solo, me agotaré antes, porque he resuelto no ceder aun a costa de caer muerto en la batalla. Ayudadme, pues, a hacer guerra al pecado. Os aseguro que, quedo tan oprimido cuando veo al demonio esconderse en un rincón de la casa para hacer cometer el pecado, que no sé si puede haber martirio más terrible que el que yo sufro entonces. ((**It7.377**)) Yo soy así: cuando veo la ofensa de Dios, aunque tuviese todo un ejército en contra, no cedo. >>Y entonces, al ver a sus fieles hijos angustiados, entre ellos algunos clérigos próximos a recibir las órdenes sagradas, concluyó: >>-Rogad al Señor y tengo la esperanza de poder asistiros a todos, cuando celebréis la primera misa. >>Estas palabras, divulgadas rápidamente por la casa, estimularon verdaderamente a los muchachos, que se decidieron a hacer de todo para conservar la vida de su padre y maestro. >>Se realizaba un bien inmenso que se palpaba con las manos y que ponía en evidencia cuán grande era la autoridad moral de don Bosco sobre los alumnos del Oratorio. >>Por la noche de aquel día solemne, don Bosco comunicó, a toda la comunidad reunida, una eminente victoria contra el enemigo de las almas con estas palabras: >>-Se trata nada menos que de hacer rezar el suspiciat 2 al diablo. Por ahora no dejéis la oración; espero explicaros todo más tarde>>. Y él, con fecha de este mismo día, empezaba resueltamente los primeros trámites para la nueva iglesia. Aunque no poseía todavía el terreno donde edificarla, enviaba un gran número de circulares, pidiendo ayuda a sus bienhechores. Comenzaba dirigiéndose a las autoridades y presentaba una súplica al conde Cibrario. 1 II Timoteo, IV, 6. 2 Suscipiat (Reciba ((**It7.el Señor**))): Es la primera palabra de la contestación del pueblo al Orad, hermanos, del sacerdote, en la misa. Se trata de una latinismo, usado por don Bosco, para decir que el diablo tendría que resignarse hasta a orar con él al Señor. (N. del T.) (**Es7.325**))
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