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((**Es7.302**) dolores de vientre y se le hinchó el cuello. Llamóse al médico, hízose cuanto la ciencia sugiere, pero el mal avanzaba a grandes pasos, de manera que el mismo doctor afirmó que no había tiempo que perder para administrarle los sacramentos. El enfermero avisó rápidamente al enfermo para que se preparase, pero el pobrecito, sintiéndose morir, arrepentido de la conducta tenida hasta entonces, pidió confesarse. -Voy a llamar a don Víctor Alasonatti?, preguntó el que le asistía. -No, respondió Alberto; quiero que venga don Bosco. Algunos corrieron en su busca por toda la casa, mientras él seguía repitiendo: -íQue venga don Bosco, que venga don Bosco...! Grande fue su consternación cuando le comunicaron que don Bosco estaba fuera de Turín. Lanzó un grito de amargo dolor, rompió a llorar, acordándose de lo que don Bosco había predicho un mes antes, y exclamó: -Estoy perdido; muero sin poder ver a don Bosco. Yo siempre huía de su vista, tenía repugnancia de hablar con él y Dios me castiga. Pidió entonces otro sacerdote. Félix G... corrió entonces a llamar a don Miguel Rúa que acudió enseguida y Alberto se confesó con él con viva contrición. Avisaron también a don Víctor Alasonatti, que se plantó en la enfermería. Una vez arregladas las cosas de su alma, Alberto se dirigió a los dos superiores que estaban a los lados de la cama y lamentándose añadió: -Digan a don Bosco que muero arrepentido, díganle que no merezco su perdón, pero espero que me lo concederá, como confío en el de la misericordia de Dios. Muero arrepentido. Pido perdón a todos... Hacia las once y media se le administró el santo Viático y recibió ((**It7.351**)) los santos óleos y la bendición papal de un modo edificante. El compañero que en tanto había ido de un lado para otro llamando a los demás, se quedó parado en el pasillo y, de cuando en cuando, asomaba la cabeza a la puerta, para ver lo que ocurría y cómo seguía el compañero. Alberto le vió y le llamó: -íFélix, pasa! Félix entró y se puso a los pies de la cama. El tono de voz del moribundo expresaba reproche. Y continuó: -Culpa tuya es, si yo muero sin ver a don Bosco. Te perdono lo (**Es7.302**))
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