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A esta clase de personas, en efecto, solía
dirigir alguna palabra referente al espíritu
sacerdotal y a la santificación de las almas, o al
ejercicio de la meditación, de la lectura
espiritual, de la visita diaria al Santísimo
Sacramento, de la asiduidad al confesonario, del
celo por la predicación. <>.
Invitaba con frecuencia a los eclesiásticos a
promover el decoro de la casa de Dios, la defensa
de la religión, la difusión de la buena prensa,
las vocaciones sacerdotales y religiosas, el
desarrollo de las misiones en lo países de
infieles, la construcción de nuevas iglesias.
-Usted, que tiene mucho ingenio y ciencia,
decía a alguno, ayúdeme a preparar un folletito
sobre esta o aquella materia.
A un sacerdote rico, influyente y generoso, le
repetía:
-íAyúdeme a salvar almas!
Sin embargo, no pedía limosnas sino que
preparaba los ánimos para ayudar a sus muchachos,
exponiendo sus necesidades.
Y a algún otro sacerdote:
-Necesito un predicador o un confesor para los
muchachos de los Oratorios. Cuento con usted;
íayúdeme!
En alguna ocasión no dejaba de hacer una
reprensión. Llegó a visitarle desde un lejano país
cierto religioso, que, temiendo tal vez la
molestias o las burlas, se había quitado el hábito
e iba vestido de seglar. Así se presentó,
saludándole cortésmente. Don Bosco le reconoció,
pero fingió no saber quién era. Aquél, extrañado,
demostraba insistentemente lo mucho que se
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conocían. Don Bosco, al fin, le respondió:
-íEs posible! Usted así vestido? Vaya, vaya a
sus asuntos que yo no tengo tiempo que perder con
usted.
-íPor favor, escuche! Temía exponerme a los
insultos; corremos unos tiempos en los que los
religiosos son muy poco respetados.
-Déjeme en paz; tengo otras personas que me
esperan. Si quiere que yo le reciba, vaya a vestir
sus hábitos.
Entonces, aquél, viendo a don Bosco tan
resuelto, pidióle perdón, prometiéndole que jamás
volvería a cometer la falta de quitarse el hábito
religioso. Y entonces fue recibido.
Sus audiencias, sin embargo, no eran simples
conversaciones. Si le consultaban sobre algún
problema, no contestaba inmediatamente, sino que,
antes interrogaba sobre las circunstancias de la
cuestión(**Es7.30**))
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