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((**Es7.30**) A esta clase de personas, en efecto, solía dirigir alguna palabra referente al espíritu sacerdotal y a la santificación de las almas, o al ejercicio de la meditación, de la lectura espiritual, de la visita diaria al Santísimo Sacramento, de la asiduidad al confesonario, del celo por la predicación. <>. Invitaba con frecuencia a los eclesiásticos a promover el decoro de la casa de Dios, la defensa de la religión, la difusión de la buena prensa, las vocaciones sacerdotales y religiosas, el desarrollo de las misiones en lo países de infieles, la construcción de nuevas iglesias. -Usted, que tiene mucho ingenio y ciencia, decía a alguno, ayúdeme a preparar un folletito sobre esta o aquella materia. A un sacerdote rico, influyente y generoso, le repetía: -íAyúdeme a salvar almas! Sin embargo, no pedía limosnas sino que preparaba los ánimos para ayudar a sus muchachos, exponiendo sus necesidades. Y a algún otro sacerdote: -Necesito un predicador o un confesor para los muchachos de los Oratorios. Cuento con usted; íayúdeme! En alguna ocasión no dejaba de hacer una reprensión. Llegó a visitarle desde un lejano país cierto religioso, que, temiendo tal vez la molestias o las burlas, se había quitado el hábito e iba vestido de seglar. Así se presentó, saludándole cortésmente. Don Bosco le reconoció, pero fingió no saber quién era. Aquél, extrañado, demostraba insistentemente lo mucho que se ((**It7.22**)) conocían. Don Bosco, al fin, le respondió: -íEs posible! Usted así vestido? Vaya, vaya a sus asuntos que yo no tengo tiempo que perder con usted. -íPor favor, escuche! Temía exponerme a los insultos; corremos unos tiempos en los que los religiosos son muy poco respetados. -Déjeme en paz; tengo otras personas que me esperan. Si quiere que yo le reciba, vaya a vestir sus hábitos. Entonces, aquél, viendo a don Bosco tan resuelto, pidióle perdón, prometiéndole que jamás volvería a cometer la falta de quitarse el hábito religioso. Y entonces fue recibido. Sus audiencias, sin embargo, no eran simples conversaciones. Si le consultaban sobre algún problema, no contestaba inmediatamente, sino que, antes interrogaba sobre las circunstancias de la cuestión(**Es7.30**))
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