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((**Es7.282**) de los maestros y la clase que atienden y yo expediré inmediatamente el necesario decreto de aprobación. -Se lo agradezco de corazón, señor Comendador, y guardaré profunda gratitud por tal favor. Pero antes de despedirme, quisiera pedirle un favor y es que se digne tomar a mis muchachos bajo su protección, y que, un día u otro, venga a honrarnos con su presencia. Estoy persuadido de que V.S., amante como es de los pobres, experimentará una gran satisfacción al contemplar allí reunidos a un millar de los más necesitados de ellos. Estas palabras de don Bosco llegaron al alma de Selmi, que mirándole con ojos de complacencia, dijo: -Querido don Bosco, usted es un ángel en la tierra. Le doy mi palabra de que, en adelante, haré cuanto yo pueda en favor de sus muchachos y que pronto visitaré su Instituto con mi familia. Espero también que en el porvenir nuestras conversaciones tendrán mejor talante que el de esta primera. Estoy contento de haberle conocido y tratado. Nos hemos entendido y nos despedimos hasta tener el gusto de volvernos a ver. Así concluyó, gracias a Dios, la citada visita, que amenazaba en un principio doloroso desenlace. Desde entonces, el delegado Selmi, convencido del bien que el Oratorio prestaba a la gente pobre, siempre lo trató con mucha bondad y lo favoreció hasta donde alcanzaban los límites de su autoridad. ((**It7.327**)) En llegando a casa, don Bosco envió la demanda formal para la aprobación de los maestros, de acuerdo con las anteriores aclaraciones. Ilmo. Sr. Delegado: Respetuosamente expongo a V.S. Ilma. que, deseoso de promover la enseñanza secundaria entre la clase popular menos acomodada he iniciado los cursos de bachillerato para los muchachos pobres internados en esta casa, con el fin de dar estudios a unos y un arte u oficio a otros, como medio para ganarse honradamente el sustento. En el pasado siempre se uniformaron las enseñanzas a los programas y disciplinas estatales. Pero, ahora, deseando obtener reconocimiento oficial de estas escuelas, acudo a usted, Ilmo. Sr. Delegado, respetuosamente a fin de que sean aprobadas como Instituto privado, de acuerdo con el artículo doscientos cuarenta y seis de la ley de Instrucción Pública. La enseñanza seguirá los programas y disciplinas oficiales, conforme al artículo mencionado, tal y como se ha practicado hasta ahora. Respecto a los maestros propongo, para el 1.° de bachillerato, al sacerdote Víctor Alasonatti, diplomado para el 4.° de latín, según la anterior nomenclatura. Para la aritmética al sacerdote Angel Savio, profesor diplomado para la cuarta elemental. (**Es7.282**))
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