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italiana. En aquel momento, lo mismo las clases de
los estudiantes que las de los aprendices, daban
la impresión de un colegio perfecto.
También don Bosco aquel mismo año de 1865, hasta
el cual había predicado en piamontés, empezó a
hacerlo en italiano exponiendo la vida de los
Papas.
El 2 de noviembre, que cayó en domingo, hizo
don Bosco una corta excursión, acompañado por don
Angel Savio que es quien nos cuenta lo que
sucedió. Fue a predicar a un pueblo de la diócesis
de Alba, alejado de la línea del ferrocarril
Turín-Cúneo. Al volver, bajaba con su sacerdote de
aquellas colinas para ir a la estación de Bra,
pero perdieron el camino; se hacía tarde y comenzó
a llover. Al darse cuenta don Bosco de que ya no
llegaban con tiempo para tomar el tren, pensó
pedir hospitalidad en casa de un capellán, cuya
iglesia se levantaba sobre un cerro junto al
camino. Fue, pues, a llamar a la puerta, que tardó
en abrirse. Llovía a cántaros. Le recibieron con
un poco de malhumor. Pidió él sus excusas, mostró
su disgusto por la incomodidad que daba, y
manifestó la apremiante necesidad que le había
obligado a pedir albergue juntamente con su
compañero. Aquel señor les hizo tomar asiento y
luego preguntó quiénes eran.
((**It7.310**)) -Dos
pobres sacerdotes de Turín.
-Cuál es su ministerio?
-Yo soy sacristán en una iglesia de los barrios
de Valdocco.
-Y aún no habrán cenado?
-Si, por caridad, quiere darnos algo, muy a
gusto lo tomaremos.
-Siento no tener nada en casa: les daré un poco
de queso y pan...
-Bien, hasta demasiado: de acuerdo; le estaré
muy agradecido.
El capellán dio órdenes a la sirvienta, y ésta
presentó cuanto se le había mandado. Se sentaron a
la mesa y comenzaron la mezquina cena, mientras
siguió diciendo el dueño:
-Y cuentan con quedarse a dormir aquí esta
noche?
-Si le parece bien, respondió don Bosco, ya que
con este endiablado tiempo no sabría a dónde ir en
busca de otro albergue.
-íComprendido!... Lo malo es que no dispongo de
camas y no sabría dónde colocarles para dormir.
-Eso se remedia enseguida: bastan dos sillas,
tanto más que contamos salir mañana temprano.
-Si es así, acomódense; me sabe mal tener que
tratarles de este modo.
Luego prosiguió:
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