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nuestra carne y el respeto humano. Dichosos
vosotros, si os acostumbráis a combatir contra
ellas y a vencerlas en vuestra tierna edad.
5.° Un poco de diversión no es malo; pero
resulta difícil escogerla y después moderarse.
Haced, pues, así. Que vuestras distracciones y
vuestras diversiones estén aprobadas por vuestro
confesor y no lleguéis nunca hasta la saciedad; y
cuando os abstengáis de ellas para venceros, sabed
que habéis obtenido una gran victoria y una
hermosa ganancia.
6.° Hasta que no vayáis a gusto a confesaros y
a comulgar, y hasta que no os agraden los libros
piadosos y los compañeros devotos, no creáis tener
todavía una sincera devoción.
7.° El muchacho que todavía no es capaz de
soportar una injuria sin vengarse de ella, y que
no tolera las reprensiones, aun injustas, de sus
Superiores, y más aún de sus padres, está todavía
muy atrás en el camino de la virtud.
8.° No hay veneno más perjudicial para los
jóvenes que los libros malos. Hay que temerlos
mucho en nuestros tiempos, porque son muy
numerosos y descarados en cuanto a religión. Si
amáis la fe, si amáis vuestra alma, no los leáis,
sin que antes hayan sido aprobados por el confesor
u otras personas de reconocida doctrina y
esclarecida piedad; pero reconocida y esclarecida,
entendedlo bien.
9.° Mientras no tengáis miedo y no huyáis de
las malas compañías no sólo debéis pensar que os
encontráis en gran peligro, sino incluso temed ser
malos vosotros mismos.
10.° Elegid siempre los amigos y compañeros
entre los buenos conocidos, y de éstos, los
mejores; más aún, imitad lo bueno y lo mejor de
éstos y huid de sus defectos, porque todos los
tenemos.
((**It7.293**)) 11.° No
seáis obstinados en vuestro obrar, pero tampoco
seáis inconstantes. Siempre he visto que los
inconstantes, que fácilmente cambian de resolución
sin graves motivos que les determinen a ello,
acaban mal en todo.
12.° Una de las mayores locuras de un cristiano
es la de aguardar siempre a ponerse en el buen
camino, diciendo después, después; como si
estuviese seguro del tiempo venidero y como si le
importase poco el hacerlo pronto y ponerse a
salvo. Sed, pues, prudentes y poneos en regla
enseguida como si tuvierais la certeza de no
poderlo hacer después. Confesaos cada quince días
a más tardar; haced un poco de meditación y de
lectura espiritual cada día; el examen de
conciencia todas las noches; la visita al
Santísimo Sacramento y a la Virgen; cumplid con la
Congregación; haced el ejercicio de la buena
muerte; pero sobre todo, tened una devoción a la
Santísima Virgen grande, tierna, verdadera y
constante. íOh, si supieseis la importancia de
esta devoción, no la cambiaríais por todo el oro
del mundo! Tenedla, y espero que un día diréis:
Venerunt mihi omnia bona pariter cum illa (Todos
los bienes me vinieron con ella).
Se mienta en estos recuerdos la Congregación;
se refiere a las reuniones de los estudiantes
durante los días festivos para cumplir en la
propia iglesia o en la parroquia con la obligación
de la santa misa y la de la instrucción religiosa.
En muchas escuelas aún públicas, todavía estaban
con vida aquel año, pero languidecían por el
descuido de la autoridad eclesiástica; y muy
pronto el soplo de la revolución debía
extinguirlas, sobre todo en las grandes
poblaciones.
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