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>>Después de extenderse durante un buen espacio
sobre esto, recordando el ejemplo de unos y de
otros, vino a decir don Bosco:
>>-Lo que os aseguro es que nosotros tendremos
algunos de la casa elevados al honor de los
altares. Si Domingo Savio prosigue haciendo
milagros, yo no dudo ni un instante, si aún estoy
con vida y puedo promover su causa, que la Santa
Iglesia permita el culto al menos para el
Oratorio.
>>-íDía venturoso!, exclamaron todos. íMenuda
fiesta será la nuestra!
>>Entonces don Bosco preguntó al clérigo
Anfossi:
>>-Qué medio crees que es el más fácil para
hacernos santos?
>>Se le dijeron unos cuantos, pero él, después
de haber oído en
silencio y sin interrumpir, prosiguió:
>>-Es éste: reconocer la voluntad de Dios en la
de nuestros superiores, en todo lo que nos mandan
y en todo lo que nos acontece a lo largo de la
vida. Algunas veces nos parece realmente,
continuó, que las cosas no deban ser así. Entonces
es el momento para animarnos y decirnos a nosotros
mismos: así me lo dijeron, pues vamos adelante.
Otras veces nos sentimos oprimidos por alguna
calamidad o molestia del cuerpo o del espíritu: no
nos desanimemos, confortémonos con el dulce
pensamiento d e que todo está ordenado por ese
bondadoso Padre nuestro, que está en los cielos,
para nuestro bien; ofrezcámoselo todo a El,
nosotros y nuestras cosas. Este es el medio más
adecuado para llegar fácilmente a la más alta
perfección. Habrá, por ejemplo, quien quiere hacer
penitencia, ((**It7.250**)) ayunar;
el Superior, le aconseja que no lo haga: pues
bien, obedezcamos y así estaremos seguros de hacer
la voluntad de Dios y subiremos una grada más en
la escala de la santidad.
>>Una vez, hablando del deseo que tenía de
salvar el alma de sus muchachos, llegó a decir:
>>-Si yo pusiese tanta diligencia por el bien
de mi alma como la pongo
por el de las de los demás, estaría seguro de
salvarla.
>>Otra vez, hablando de cómo deseaba poseer el
corazón de sus jóvenes, añadió:
>>-Todo lo daría por ganar el corazón de los
muchachos para podérselo regalar al Señor.>> Entre
tanto, aquel año de 1862, don Bosco había hecho
imprimir la tercera edición de su Historia de
Italia en la tipografía de Luis Ferrando, con un
mapa de la península. La Civilt… Cattolica, serie
V, vol. III, pág. 474, daba de ella este juicio:
(**Es7.219**))
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