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2.¦ Dar un buen consejo a un amigo.
En la noche siguiente lo dió él a todos en
general y dijo que nos hiciésemos generosa
violencia para corregir nuestros malos hábitos
mientras somos jóvenes; y que tuviésemos con los
superiores gran confianza, lo mismo para las cosas
del alma que para las cosas del cuerpo.
3.¦ Pensar si sería bueno hacer una confesión
general, y esto para los que aún no la han hecho;
los que ya la hicieron, rezar un acto de
contrición por todos los pecados de la vida
pasada.
4.¦ Nos contó lo que una vez dijo don José
Cafasso a un comerciante que le preguntó qué era
lo que más le gustaba a la Virgen. Replicóle él:
-Qué es lo que más gusta a las madres?
El otro contestó:
-A las madres les gusta mucho que se acaricie a
sus hijos.
-Bravo, respondió don José Cafasso, has
contestado bien; si, por tanto, quieres hacer algo
muy agradable a la Virgen, haz muchas caricias a
su Divino Hijo Jesús; primero, con una santa
comunión, y después, teniendo lejos de tu corazón
toda clase de pecado aunque sólo sea venial.
Así dijo don José Cafasso y lo mismo os digo yo
a vosotros.
((**It7.246**)) 5.¦
Mañana, durante las oraciones, haced todo lo
posible para no apoyaros sobre los talones, ni
sobre los bancos o buscar cualquier otra
comodidad; y lo digo especialmente para los
acostumbrados a estar de otra manera. La flor para
todos será ésta: hablar siempre en italiano y
recordarlo a quien se olvide.
6.¦ Obediencia perfecta y en todo. Mañana
obremos de tal modo que no tengan que avisarnos
sobre el cumplimiento de las normas de la casa y
de los propios deberes. Si, además, le fuese
mandado particularmente a alguno realizar alguna
cosa, ejecútela con gusto y prontitud. Os aseguro
que ésta será la flor más bella que podamos
ofrecer a nuestra Madre celestial. Obrando así,
mereceremos el título de hijos suyos y, como Madre
amorosa, nos enseñará el santo temor de Dios que
Ella misma nos promete por boca de la Iglesia:
Filii audite me; timorem Domini docebo vos (hijos,
oídme; os enseñaré el temor del Señor)
Así hablaba don Bosco a sus hijos de quienes
debía separarse unos días para ir a Montemagno,
donde el día 8 de septiembre se celebraba la
fiesta del Sagrado Corazón de María.
La marquesa de Fassatti había regalado un
magnífico cuadro, pintado por Lorenzoni, para el
altar de la Virgen y fundaba una capellanía de
cuatrocientas liras al año para entregar al cura
párroco, en favor de un sacerdote por él escogido,
que cada sábado celebrase de madrugada una función
en aquel altar. Esta debía consistir en la
celebración de la santa misa, el canto de las
letanías de la Virgen María y la bendición con el
Santísimo Sacramento. Se había también establecido
erigir la cofradía del Sagrado Corazón de María y
se deseaba un triduo predicado, a modo de
ejercicios espirituales, como preparación para
este gran acto.
La Marquesa había tratado el asunto con don
Bosco a principios
(**Es7.216**))
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