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de nada sirve a los benévolos, ni convierte a los
mal dispuestos; en cambio, una franqueza ilimitada
engendra crédito y confianza.
Por tanto, nosotros, al exponer nuestra manera
de pensar, diremos además, que don Bosco dió al
sueño las explicaciones más adecuadas para las
inteligencias de los jóvenes, dejando entrever
otras de no menor importancia. No las presentó con
toda claridad, porque no creyó llegado el momento
oportuno para hacerlo. En efecto: vemos que en lo
sueños habla no solamente del presente, sino
también del porvenir lejano, como sucede en el de
la Rueda y en otros que iremos exponiendo.
Las carnes podridas del monstruo no podrían
significar el escándalo que hace perder la fe; la
lectura de los libros inmorales, irreligiosos? Qué
indican la desobediencia al Superior, la caída al
suelo, la hinchazón, la dureza de los miembros,
sino la culpa, la soberbia, la obstinación en el
mal, la malicia?
El veneno es el mismo con que ha contaminado
aquella comida maldita el dragón descrito por Job
en el capítulo XLI, que aseguran los Santos Padres
ser figura de Lucifer. El versículo 15 de dicho
capítulo, dice así: Su corazón es duro como roca.
Y así se trueca el corazón de los miserables
envenenados en rebelde y obstinado en el mal.
-Y cuál será el remedio contra tal dureza? Don
Bosco emplea un símbolo un tanto oscuro, pero que
señala un remedio sobrenatural. A nosotros se nos
ocurre esta explicación: es necesario ((**It7.245**)) que la
gracia preveniente, obtenida mediante la oración y
con los sacrificios de los buenos, encienda los
corazones endurecidos y los haga maleables; se
necesita que los dos sacramentos, es decir, el
martillo de la humildad que golpea y el yunque de
la eucaristía sobre el que recibe una forma
constante y artística, para ser después enfriado,
ejerzan su eficacia divina y concurran a realizar
la obra de templar un corazón llagado y dócil a la
par. Será entonces cuando éste, rodeado de un
nimbo de espléndidos rayos de luz, vuelva a ser lo
que fuera en otro tiempo.
Así expresada nuestra idea, volvemos a las
crónicas. Con la protección de María Santísima,
don Bosco estaba seguro de recibir y vencer los
ataques del enemigo infernal y, en consecuencia,
preparaba a sus alumnos para la fiesta de la
Natividad de la Madre de Dios. El 29 de agosto dió
la primera florecilla y otras cinco en las noches
sucesivas. Bonetti las escribió.
1.¦ Hagamos todos un esfuerzo para pasar esta
novena sin cometer pecado alguno, ni morral ni
venial,
(**Es7.215**))
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