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italiano se manifestaba en ella amante del Papa.
Conversando con los clérigos acerca de los libros
sospechosos, dábales, entre otras, esta norma para
juzgar si un libro era bueno o malo:
-Cuando veáis que un autor escribe menos bien
del Papa, sabed que su libro no se debe leer.
<>.
Procuraba mantener cierta reserva al hablar con
personas hostiles al papado, ubi non est auditus,
nec effundas sermonem (no malgastes palabras donde
no eres escuchado), y también porque racionalmente
temía que esos tales fuesen enviados a
interrogarle ut caperent eum in sermone (para
pescarle en una palabra).
Entre tanto oíase por toda Italia: Roma o
muerte. Era casi imposible poder esquivar
cuestiones sobre el poder temporal del Papa.
<((**It7.221**)) tiempos
tan calamitosos; y, sin que él lo advirtiese,
conseguimos sonsacarle cuanto sigue:
>>-Hoy me encontré en una casa rodeado de un
grupo de demócratas, algunos de ésos de Passaglia
y con sotana. Después de hablar de cosas
indiferentes, recayó la conversación sobre la
política del día. Aquellos liberalotes querían
saber qué pensaba don Bosco sobre la marcha de los
piamonteses a Roma y le preguntaban abiertamente
sobre ello. Don Bosco, que entendía que discutir
de tales asuntos y con semejante gente era lo
mismo que desgañitarse sin ningún provecho,
contestó concisamente:
>>-Les diré brevemente lo que pienso: yo estoy
con el Papa, soy católico y obedezco ciegamente al
Papa. Si el Papa dijese a los piamonteses: ívenid
a Roma, yo diría: en marcha! Si el Papa dice que
la marcha de los piamonteses a Roma es un
latrocinio, entonces yo digo lo mismo.
>>Pero se pusieron a gritar:
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