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del alma que está en pecado mortal aunque no sea
más que una sola hora. En conclusión, recomendó a
los confesores no imponer suaves penitencias por
pecados graves, pero fijar alguna adaptada para
curar el mal y prevenirlo. Por ejemplo: una
meditación de las que se encuentran en El Joven
Instruído (El Joven Cristiano) para cada día de la
semana; o cualquier otra consideración, como el
ejercicio de la buena muerte, o una práctica de
piedad, como sería el Vía Crucis, la Visita al SS.
Sacramento, la corona de los dolores de María
Santísima, etc., que se encuentran en el mismo
libro. Se busque, en resumen, formar su espíritu
sobre algún principio o verdad allí contenida. De
este modo, las penitencias resultarán eficaces>>.
>>En la primera semana de julio,
entreteniéndose de nuevo con sus sacerdotes les
recomendaba una gran caridad y paciencia al
confesar a los muchachos para no perder su
confianza; y al mismo tiempo les aseguraba que la
prudencia necesaria y la eficacia de la palabra
para ganar los corazones, eran dones del Señor que
se obtenían con la oración frecuente, con la más
perfecta pureza de intención y con actos de
penitencia y sacrificio, como hacen los confesores
celosos.
>>Después, siguió hablando de las confesiones
sacrílegas de los jóvenes al callar de propósito
cosas que se han de manifestar necesariamente y
les contaba el siguiente hecho que le había
sucedido a él mismo.
>>Una noche soñé y vi en el sueño a un joven
que tenía el corazón roído por lo gusanos y que él
mismo se quitaba y arrojaba de sí aquellos
animales con la mano. No hice caso del sueño. Mas
he aquí que a la noche siguiente veo al mismo
joven, que tenía junto a sí un perro que le mordía
el corazón. No dudé de que el Señor quería
conceder alguna gracia a aquel muchacho y que el
pobrecito tenía algún embrollo en la conciencia.
<>-Quieres hacerme un favor?
((**It7.194**)) ->>Sí,
sí... Si de mí depende.
>>-Si quieres, puedes hacérmelo.
>>-Pues bien; dígame lo que desea, que lo haré.
>>-Estás seguro?
>>-íSeguro!
>>-Dime: no has callado ningún pecado en la
confesión?
>>Quiso negármelo, pero inmediatamente añadí:
>>-Y éste y este otro, por qué no lo
confesaste?
>>Entonces me miró al rostro, comenzó a llorar
y me dijo:
(**Es7.173**))
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