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((**Es7.173**) del alma que está en pecado mortal aunque no sea más que una sola hora. En conclusión, recomendó a los confesores no imponer suaves penitencias por pecados graves, pero fijar alguna adaptada para curar el mal y prevenirlo. Por ejemplo: una meditación de las que se encuentran en El Joven Instruído (El Joven Cristiano) para cada día de la semana; o cualquier otra consideración, como el ejercicio de la buena muerte, o una práctica de piedad, como sería el Vía Crucis, la Visita al SS. Sacramento, la corona de los dolores de María Santísima, etc., que se encuentran en el mismo libro. Se busque, en resumen, formar su espíritu sobre algún principio o verdad allí contenida. De este modo, las penitencias resultarán eficaces>>. >>En la primera semana de julio, entreteniéndose de nuevo con sus sacerdotes les recomendaba una gran caridad y paciencia al confesar a los muchachos para no perder su confianza; y al mismo tiempo les aseguraba que la prudencia necesaria y la eficacia de la palabra para ganar los corazones, eran dones del Señor que se obtenían con la oración frecuente, con la más perfecta pureza de intención y con actos de penitencia y sacrificio, como hacen los confesores celosos. >>Después, siguió hablando de las confesiones sacrílegas de los jóvenes al callar de propósito cosas que se han de manifestar necesariamente y les contaba el siguiente hecho que le había sucedido a él mismo. >>Una noche soñé y vi en el sueño a un joven que tenía el corazón roído por lo gusanos y que él mismo se quitaba y arrojaba de sí aquellos animales con la mano. No hice caso del sueño. Mas he aquí que a la noche siguiente veo al mismo joven, que tenía junto a sí un perro que le mordía el corazón. No dudé de que el Señor quería conceder alguna gracia a aquel muchacho y que el pobrecito tenía algún embrollo en la conciencia. <>-Quieres hacerme un favor? ((**It7.194**)) ->>Sí, sí... Si de mí depende. >>-Si quieres, puedes hacérmelo. >>-Pues bien; dígame lo que desea, que lo haré. >>-Estás seguro? >>-íSeguro! >>-Dime: no has callado ningún pecado en la confesión? >>Quiso negármelo, pero inmediatamente añadí: >>-Y éste y este otro, por qué no lo confesaste? >>Entonces me miró al rostro, comenzó a llorar y me dijo: (**Es7.173**))
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