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y casi mortificado. Estallaban los aplausos, las
salvas de alegría y los vivas, mientras sombreros
y pañuelos se agitaban por el aire electrizado. Se
iniciaba un discurso y seguían los aplausos;
después un dialogo, con más aplausos; y luego
poesías y músicas, con las repetidas aclamaciones.
Y don Bosco estaba allí humilde, confundido,
radiante de modestia y de gracia; sonriendo a
todos, casi oprimido por tanta fiesta.
>>No sabía qué decir, movía la cabeza de uno a
otro lado, miraba como quien sueña a derecha e
izquierda, sonreía, saludaba, daba las gracias; al
fin juntaba dos palabras apropiadas para asegurar
a todos y a cada uno que aquella fiesta le había
llegado al corazón y que no sabía cómo manifestar
su agradecimiento>>.
Entre los regalos de alumnos y bienhechores de
aquel día, el que más gustó a don Bosco fue el
Certificado del Seminario con el éxito de los
exámenes finales de sus clérigos, en parte
salesianos y en parte a él confiados por distintas
diócesis. Veintitrés estudiaban teología,
veintinueve filosofía y diez alcanzaron egregie
(matrícula), nueve peroptime (sobresaliente),
dieciocho optime (notable), cuatro fere optime
(bien) y siete bene (aprobados). Uno sólo había
merecido media (regular) y éste no era salesiano
1. Don Juan Cagliero había preparado, como
homenaje, su famosa partitura de la misa de
difuntos, considerada todavía como una joya de fe
y de armonía.
No es para decir cuán conmovido quedó don Bosco
ante las muestras de reconocimiento y afecto que
le manifestaron sus queridos alumnos y es una
prueba de ello la carta que hizo redactar (28 de
junio de 1862) al clérigo Luis Jarac para el joven
Severino ((**It7.189**))
Rostagno 2. Este buen joven, ya nombrado otras
veces, murió en Pinerolo el 12 de marzo de 1863.
1 Calificaciones: Es un tanto arbitraria la
equivalencia que damos a las calificaciones
latinas y somos conscientes de ello, pero... (N.
del T.)
2 Querido hermano en Jesús:
Cuando el Rvdo. don Bosco recibió tu muy
apreciada carta, quedó satisfechísimo al leer las
palabras que, salidas de lo más íntimo de tu
corazón, dirigías a quien tanto te aprecia.
Hubiese constituido un placer para él, que profesa
tan tierno afecto a sus hijos, tomar la pluma y
contestar, con paternales palabras de consuelo, un
gracias de su puño y letra; habría sido el mejor
regalo, estoy seguro, que podría hacerte; pero qué
quieres? Las mil ocupaciones que le rodean, los
asuntos que resolver, las preocupaciones que le
apremian, le imposibilitaron satisfacer sus deseos
y los tuyos. Por eso me encargó a mí contestarte y
decirte que su corazón está lleno de cariño para
ti, que reza por ti, que no te olvida en sus
plegarias y que suplica a María que te conserve
suyo. Permíteme que te haga otro ruego en nombre
de este tan tierno padre, es decir, que seas
siempre su hijo como lo eras un día entre
nosotros, cuando participabas en todo y pasabas tu
vida en el Oratorio; y te suplica que reces de
manera particular por él y le recuerdes en tus
comuniones y pidas a María que le ayude.
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