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La canonización se celebró el 8 de junio.
Asistieron cuarenta y tres cardenales, cinco
patriarcas, y primados, cincuenta y dos arzobispos
y ciento sesenta y ocho obispos. Faltaron todos
los italianos porque el Gobierno les prohibió
acompañar al Papa. Pero ellos proclamaron su
fidelidad, respeto y afecto a la cátedra de Pedro
con cartas y escritos en los que manifestaban su
pesar por habérseles cerrado el paso para
postrarse ante el Vicario de Jesucristo.
Al júbilo que don Bosco experimentó con las
fiestas de Roma y las nuevas glorias de la Iglesia
Católica, se sumó el de un suceso anhelado por
toda la familia del Oratorio. El 14 de junio,
sábado de las cuatro témporas, eran ordenados
sacerdotes, por monseñor Balma, sus tres diáconos:
don Bartolomé Fusero, don Juan Cagliero y don Juan
Bautista Francesia. Este leyó al Obispo una
composición para darle gracias en nombre de los
ordenados religiosos o inscritos en la diócesis,
que se lo habían pedido. En estas ocasiones tocaba
siempre a algún salesiano semejante encomienda,
porque decían que los hijos de don Bosco estaban
muy fuertes en literatura.
((**It7.181**)) Al día
siguiente, mientras el nuevo presbítero Fusero,
celebraba la primera misa en Caramagna su pueblo,
don Juan Bautista Francesia y don Juan Cagliero,
con júbilo de toda la comunidad celebraban en el
Oratorio la misa de comunión general, el primero,
y el segundo la misa cantada solemnemente.
Por la tarde les ofrecieron una academia
músico-literaria bajo los pórticos. Músicas,
cantos, poesías, discursos y aplausos frenéticos
testimoniaban el afecto y aprecio de los alumnos a
los nuevos sacerdotes. El clérigo Berruti, hoy
obispo de Vigevano, comenzó un saludo con el texto
de Isaías: <>. (Te voy a
poner por luz de las gentes para que mi salvación
alcance hasta los confines de la tierra)1. Fue un
presagio del futuro, que ciertamente se apoyaba en
el dinamismo de don Juan Cagliero y en la
preeminencia que siempre había gozado sobre los
compañeros; ya desde los primeros cursos se había
ganado de tal forma su cariño y su confianza que,
por la noche,
1 Is. XLIX, 6.
(**Es7.162**))
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