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las mesas giratorias y escribientes. El autor de
la obra es Fray Carlos Felipe de Poirino,
sacerdote capuchino.
El opúsculo del mes de octubre se titulaba: Las
dos huerfanitas, o sea los consuelos de la
religión Católica.
Es la historia de una señora inglesa anglicana,
la cual conmovida por el espectáculo de una niña,
que se prepara para la primera ((**It7.156**))
comunión, es atraída poco a poco por la gracia
celestial, con suavidad y fortaleza, al
conocimiento de la Iglesia verdadera, obtiene la
conversión del marido agonizante y se hace
Carmelita después de su abjuración. Don Bosco
añadió tres espantosos ejemplos de castigos
divinos que cayeron por aquellos años sobre los
enemigos de Dios, del Papa y de los Obispos. Al
fin añade el Reglamento de la piadosa Sociedad
para la comunión mensual por las presentes
necesidades de la santa madre Iglesia, erigida
canónicamente en Roma en la parroquia de San
Lorenzo.
Don Bosco en tanto, mientras sus muchachos
comenzaban activamente la impresión de estos
libritos, se dedicaba a mitigar los sinsabores de
Ivrea, así que, aún temiendo un desequilibrio
administrativo por ineptitud o por negligencia,
creyó oportuno no hablar de la contabilidad. El
teólogo prosiguió tranquilo en su oficina como
antes, llevando los registros, con la única
innovación de que la imprenta del Oratorio había
substituido a la de Paravía en los trabajos, aun
cuando don Bosco siguió dando encargos a su
antiguo impresor.
Así continuóse durante dos años anunciando el
despacho de la calle de Santo Domingo, con las
advertencias arriba mencionadas de las ediciones
de Paravía.
Sin embargo, las relaciones entre don Bosco y
monseñor Moreno habían sufrido un grave golpe.
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