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Pero los medios materiales solos, no son
suficientes para hacer prosperar una comunidad. El
Rector de Giaveno con su natural impetuoso lo
estropeaba todo, pues no había quien le frenase o
amonestase; más aún, parecía que se hubiese
olvidado totalmente de don Bosco y sus consejos.
Don Juan Turchi que fue allí como profesor del
gimnasio, el curso 1863-1864, quedó maravillado al
no ver nada ni oír una palabra que recordase las
benemerencias del siervo de Dios.
Aquel Rector, viendo que cada año disminuía
notablemente el número de sus alumnos, se sintió
obligado a presentar la dimisión en el 1866. Los
rectores que le sucedieron hasta 1872, no fueron
más afortunados que él, de forma tal que los
alumnos disminuyeron hasta quedar reducidos a unas
decenas.
No han de extrañar estos sucesos, porque toda
institución humana está más o menos sujeta a tales
vaivenes, mas no suelen tardar en levantarse
aquéllas que, por pertenecer a la Iglesia, llevan
consigo el hálito de su vida.
Así sucedió con el Seminario Menor de Giaveno.
Gobernaba ya hacía tres años monseñor Lorenzo
Gastaldi la Archidiócesis de Turín cuando un día
mandó llamar a don Francisco Vaschetti, que estaba
de párroco en Volpiano; hizo que le contara todo
lo referente al Seminario de Giaveno; la causa de
su primer hundimiento, los medios empleados por
don Bosco para levantarlo, las condiciones que
puso a la Curia para aceptar su dirección y los
motivos por los que se le había obligado a
retirarse.
((**It7.144**)) El
presbítero Vaschetti hizo al Arzobispo una exacta
relación y éste aprobó totalmente la conducta de
don Bosco y a continuación le expresó su absoluta
voluntad de que en el Seminario de Giaveno se
adoptasen los sistemas de educación introducidos
por don Bosco.
Al oír aquellas alabanzas, el presbítero
Vaschetti, pensando en los problemas ya surgidos
entre el Arzobispo y don Bosco, se atrevió a
interrogar:
-Pero por qué, Monseñor, combate a don Bosco?
-Porque quiero conservar ese tesoro para
nuestra diócesis, y no que se aproveche para el
servicio de otros.
Y, después, añadió:
-Son los medios que don Bosco emplea para
quedarse consigo a los clérigos, los que no me
gustan.
Vaschetti respondió:
-No es así, Monseñor: véalo, yo vengo ahora del
Oratorio donde
(**Es7.132**))
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