Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es7.123**) >>-íCuán engañados están, exclamaba, los que dicen que ajustarán sus cuentas al fin de la vida! Pero, demos gracias al Señor que se ha dignado llamar a la eternidad a dos compañeros, los cuales, tenemos la seguridad de ello, se encontraban preparados para este paso. íCuánto mayor sería nuestro dolor si el Señor hubiese permitido que partiesen de nuestro lado otros que observan en casa una conducta poco satisfactoria! >>Esta muerte fue una bendición del Señor. Durante la mañana y la noche del sábado los jóvenes pedían en gran número hacer la confesión general. Don Bosco los tranquilizaba dirigiéndoles algunas palabras. >>Después dijo claramente: >>-A Maestro fue al que vi en el sueño recibiendo el papelito de manos del espectro. Lo que me consuela grandemente es que él, como varios aseguraron, se ((**It7.133**)) acercó a los Sacramentos en la misma mañana del viernes, de forma que su muerte fue repentina, pero no imprevista. >>En la mañana del domingo 27 de abril, fue conducido al cementerio el cadáver de Maestro. >>Cuando el siervo de Dios vio en el sueño al espectro presentando el billetito a Maestro, pudo apreciar que la escena se desarrollaba delante del portón que conducía al huerto; desde allí el misterioso personaje indicó al joven el ataúd colocado debajo de dicho portalón, a pocos pasos de distancia. >>Cuando llegaron los empleados de pompas fúnebres, pasando por la escalera central, transportaron el féretro hacia el lugar en que don Bosco había visto al espectro y a su víctima; allí pidieron unos caballetes para colocar el ataúd, esperando al sacerdote y a los alumnos que habían de acompañar el cadáver al cementerio>>. Hemos de añadir que al llegar don Juan Cagliero y ver el féretro en aquel lugar, siendo así que, en circunstancias análogas, la costumbre había sido colocar el ataúd al final de los pórticos junto a la puerta de la escalera próxima a la iglesia, se mostró contrariado por la novedad, y tanto más al saber que los de la funeraria habían hecho llevar allí los caballetes que estaban colocados con anterioridad en el lugar tradicional. Por tanto insistió Cagliero para que la caja fuese llevada al sitio de costumbre, pero aquellos hombres, después de decir algunas palabras entre dientes, no quisieron mover el féretro de donde estaba. En aquel instante don Bosco salía de la iglesia y mirando conmovido la escena: (**Es7.123**))
<Anterior: 7. 122><Siguiente: 7. 124>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com